Con los recursos ya disponibles, los inversores decidieron crear una herramienta para ellos que se basase en los principales acuerdos y ofreciera:
- Dar una herramienta gratuita para todos los inversores, incluidos los más aventajados.
- Transparente en cuanto a los datos, la metodología y los resultados.
- Usar solo datos públicos
- Construir metodologías fuertes para el sector en colaboración con prestigiosas instituciones académicas: London School of Economics.
Como resultado, surgió la iniciativa para la transición que se lanzó a principios de 2017. La metodología se adoptó conforme a dos criterios fundamentales:
La calidad de la gestión: criterios de buen gobierno, la estrategia, los objetivos y las estructuras de las empresas, evaluada mediante las mismas 19 preguntas para todos los sectores incluidos.
El desempeño del carbono: ¿cómo se podría comparar el desempeño de las empresas en materia de carbono ahora y en el futuro, medido en relación con diferentes objetivos?: el Acuerdo de París y el escenario de bajar 2 grados al menos la temperatura solicita a las empresas que publiquen sus emisiones de carbono y sus objetivos de reducción de las mismas por lo que se puede trazar la tendencia a futuro.
Se analizó el rendimiento global del carbono en 8 sectores y 190 compañías, entre las que se incluyeron las empresas con mayores emisiones de este gas, para conocer el tamaño de la tarea a la que se enfrentaban los inversores. Los datos no eran nada halagüeños, apenas el 16% de las compañías analizadas estaban en línea con el objetivo de bajar la temperatura global al menos 2 grados. Esta cifra se eleva al 30% al incluir a las empresas alineadas con el Acuerdo de París.
La iniciativa para la transición es ambiciosa, aspira a llegar a más sectores (próximamente el sector del transporte aéreo y marítimo), aumentando el número de compañías analizadas para incluir small caps y compañías no participadas y, por último, evaluar las políticas gubernamentales con el fin de incorporar una evaluación de la deuda soberana.
Por fin empezamos a comprender que nuestro mundo está cambiando, y que el calentamiento global y sus consecuencias sociales (acceso a los alimentos, migración…) y por lo tanto, las consecuencias políticas, suponen la necesidad urgente de cambiar nuestro modelo de producción y también de consumo, todos debemos ser capaces de reducir, no sólo nuestras emisiones tamién la producción de otros residuos y para ello debemos implementar criterios distintos a los financieros.
Existe una necesidad real de crear nuevas normas que estén disponibles para todos, de manera que las cuestiones climáticas y sociales puedan ser incluidas en los escenarios económicos y financieros. En este sentido, el IPC proporciona un recurso vital y de alta calidad, que también es utilizado por "Climate Action 100+".