Según el Fondo Monetario Internacional, la variedad social en los grupos de trabajo mejora el ambiente laboral, aporta diferentes puntos de vista, incrementa el compromiso hacia la compañía y eleva la productividad. Por tanto, los objetivos empresariales se alcanzan de una forma más eficiente.
En España, el compromiso con la gestión de la diversidad va en aumento. Según el estudio realizado por Fundación Diversidad, el 54% de las empresas encuestadas han revisado, en los últimos años, sus políticas relacionadas con los principios de no discriminación y gestión de la diversidad y un 55% ha puesto en marcha programas de conciliación.
Diversidad como ventaja competitiva
Implantar políticas de diversidad en la empresa tiene unos beneficios significativos que inciden directamente en activos tangibles, como la productividad y los resultados financieros de las compañías; como en los intangibles, la percepción de la marca y la reputación de la empresa, ya que contribuye a mejorar la satisfacción del entorno laboral, ayuda al desarrollo personal y profesional y fomenta la atracción de talento.
No obstante, la implantación de políticas de igualdad en las empresas es, todavía, una de las asignaturas pendientes en nuestro país y en relación con la tasa de empleo femenino, España no ocupa una posición aventajada en comparación con otros países europeos.
¿Por qué es necesario que las empresas sean más diversas? Los datos son contundentes: los equipos de trabajo son más creativos, innovadores y representativos de la sociedad cuanto más diversos sean. Las estadísticas indican que aquellas empresas que tienen mayor diversidad en sus niveles de decisión tienen mejores resultados. La diversidad deja de ser una cuestión filantrópica para convertirse en un activo con impacto real en la empresa.
Las empresas buscan el mejor talento disponible para afrontar los retos de la era digital. Sin embargo, no todo el talento se encuentra actualmente en el mercado laboral y es necesario incorporarlo porque el conocimiento, la experiencia y sobre todo la actitud suponen un activo insustituible. Necesitamos empezar a mirar de otra manera y apostar por modelos enfocados en la productividad y no en el presentismo, que apuesten por la flexibilidad, de esta manera, lograríamos fidelizar el talento de las mujeres profesionales.