Vienen siendo decenas los artículos, jornadas, iniciativas que dentro del marco de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas (ODS ) se desarrollan a fin de divulgar, explicar, orientar y explicar el contenido de los mismos. Es una labor muy importante, toda vez que se dibujan como un horizonte de Objetivos compartidos por todos los agentes mundiales con una fecha limite, 2030.
Los ODS aclaran, orientan objetivos globales, ponen nombre a necesidades imperiosas, y entre sus virtudes, me gustaría destacar dos:
1.- son objetivos compartidos por todos los agentes que se sientan apelados a cumplirlos: gobiernos de toda territorialidad, empresas, organizaciones, universidades. Todos tenemos un plazo y 17 objetivos hacia los que orientar nuestra acción de los próximos años.
2.- al ponernos objetivos compartidos, Naciones Unidas nos llama a aliarnos, a sumar, para el logro de los mismos. Podemos sentarnos en una mesa diferentes agentes y compartir un ODS de aquí a 2030 y desde donde seamos cada uno, sumar. Esto es interesante y enriquecedor desde muchos puntos de vista.
Los ODS, su efectivo cumplimiento, necesitan de un contexto de generación de riqueza positivo y con recorrido a futuro. No es ya aquel viejo concepto de la acción social de “te doy lo que me sobra” “para lo que tu necesites”, sino que son una hoja de ruta compartida a 2030. Algunos tomarán los ODS en los que crean más pueden aportar, más pueden generar riqueza, más pueden gestionar sus riesgos a futuro.
Aunque sea el Octavo, creo que el Objetivo que aboga por la promoción de un crecimiento económico sostenido, ligado a la idea del pleno empleo y productivo, y el concepto de trabajo decente, es el eje que deberá sustentar el logro de los demás. Lo creo porque sin esta premisa es difícil dar pasos hacia adelante. El crecimiento y el empleo son variables fundamentales para nosotros, y ademas si son sostenido el primero, y pleno y decente el segundo, estamos ante el paso decisivo para disponer de medios suficientes a fin de lograr todos los demás objetivos. Incluso creo que más que un Objetivo más, es el eje transversal a los demás. Así que creo debemos dedicarle algo de atención.
La empleabilidad a 2030 es un concepto lleno de incertidumbres. Podemos intuir algunos de los riesgos , circunstancias, oportunidades que por nuestro devenir empresarial, tecnológico, competitivo o social van a ser relevantes en esta materia ( digitalización, robotización, conciliación personal….), y otros elementos nos pueden venir dados por los propios objetivos de desarrollo sostenible ( empleo decente, empleo verde, integración … ) que bien pueden verse más como oportunidades que como exigencias.
A riesgo de concretar demasiado, está claro que cada organización va a necesitar elaborar un Plan de empleo. Y ello orientado a lograr un PIB colectivo que garantice el cumplimiento de la Agenda 2030, a tener la tasa de paro controlada y baja y a lograr que los salarios medios y las condiciones laborales sean no solo dignas sino que garanticen la cobertura de necesidades de las personas.
El Plan de empleo debería tener una vision a 2030 que garantice la Transformación Social a la que estamos llamados. Esto es, debería atender a materias y personas. En materias, la atención especial a los sectores de la energía, la electricidad, la movilidad, la automoción o el foodtech se dibujan como áreas de potencial recorrido al alza. En herramientas la digitalización, la robotización, la sostenibilidad como modo de hacer las cosas. Todo ello tiene como protagonistas, allí , al fondo del todo… a las personas.
Cómo vamos a ser capaces de mantener el empleo, que éste sea decente, que para el año 2030 hayamos disminuido la pobreza, el hambre, llevemos una vida sana, atendamos a las necesidades de aprendizaje permanente, tengamos sociedades inclusivas, trabajemos contra el cambio climático, nuestras ciudades sean habitables…… cómo lo vamos a hacer si nos vamos a tener que adecuar a un entorno incierto y cambiante, de 5.0 en adelante , las personas?. Sí, esas que somos de verdad las verdaderas agentes de todo cambio.
Y además de estos factores, tenemos que tener en cuenta factores propios, de serie de nuestra especie : debemos desaprender y reaprender cuantas veces haga falta a lo largo de tiempos profesionales cada vez más largos en la vida ( a que edad nos jubilaremos en 2030?, la ciencia sabrá hacernos estar eternamente activos?? ) , el famoso Long Life Learning, debemos conciliar para no solo estar plenamente satisfechos con nuestras vidas, sino para apostar por seguir teniendo generaciones futuras….
Tenemos una pirámide poblacional que es un dato muy orientativo : nos dice que para 2030 en el planeta vamos a tener que saber generar 600 millones de nuevos empleos. Y la pregunta es , en que parte del planeta van a tener que ser generados, donde la natalidad tiene una tasa que no repone población o donde la natalidad desborda con su juventud las costas europeas….????
La necesidad de integrar trabajadores migrantes, sus vidas y su formación y adecuación a los perfiles que necesitaremos en el 5.0, el 6.0 y lo que venga. La efectiva inclusión de colectivos diversos en el mundo productivo y competitivo, o acaso las personas con discapacidad no van a aportar nada en el horizonte a 2030? La igualdad en el lugar de trabajo, no se antoja como un horizonte a conseguir, sino como un camino a andar que promueva las condiciones equitativas suficientes que permitan concurrir a todo el talento disponible en nuestra sociedad. Nadie debe quedar excluido, ni por debajo de sus capacidades. Debemos saber crear los itinerarios para que todo el talento aporte a la causa común. Talento a detectar, a fomentar , a proteger, a cuidar , a desarrollar, a retener y a atraer.
De esos 600 millones de nuevos empleos a generar , se estima que cerca de 380 millones caerán bajo el paraguas de la denominación “ empleo verde “. Este, vendrá de la mano de modelos empresariales diferentes, del consumo sostenible, de un nuevo modelo productivo y de la reducción de emisiones, principal quebradero de cabeza de nuestros modelos actuales.
En este contexto, hay que destacar cuales van a ser los líderes, que características van a necesitar. Porque líderes hacen falta. Y no solo porque tengan una vision visionaria, sino porque saben trabajar, explorar todos los recursos posibles para conseguir los resultados de los ODS proponiendo un camino talentoso, horizontal y positivo. Será seguramente necesario elaborar un plan de lugar de trabajo, un plan de perfiles y necesidades muy ligadas a las oportunidades que brindan los ODS. Entre ellas, el innovar en productos y servicios que ayuden a cumplir no solo la legislación, sino los ODS.
Esta claro que las Alianzas juegan un papel primordial, solo nadie cumplirá con los ODS. ES precisamente la principal característica – y aportación- de éstos el exigir el entablar alianzas entre líderes empresariales, universidades, instituciones publicas, sociedad civil. Y por que no en horizontal? Con planes sectoriales colaborativos que sumen.
Y si la palabra clave es suma, se parece mucho a un modelo cooperativo de trabajo. Modelo en el que habrá que detectar oportunidades, riesgos, objetivos, aliados y herramientas que ayuden a gestionarlo, a medirlo. Antes se llamaban partes interesadas. Ahora es mejor llamarles aliados. Para 2030 seguramente algunos deberán ser socios. Incluso los financieros….
En fin, de semejante enumeración no se me ocurre nada mas que decir que, o tenemos los objetivos claros o no llegamos , y dos, que solos es imposible
La cooperación, la colaboración desde lo que cada uno sabe hacer se convierten en estratégicas. Cada agente debe abrirse , sentarse con otros y con los 17 ODS como esquema de trabajo común pensar, debatir, acordar en qué puede sumar cada uno. Gestionarlo, medirlo y comunicarlo. Por si algún otro se anima, y se suma.
Solo quedan 12 años.