Publicado el
Las empresas en este caminar no deben sentirse extrañas ni solas. Leídos los ODS algunas de las acciones que ya estas venían llevando a cabo vienen a confirmar y ordenar estas actuaciones. Las iniciativas de acción social orientadas a erradicar la pobreza, a la educación universal, las acciones medioambientales destinadas a gestionar mejor el agua, la energía, las emisiones, las acciones con los trabajadores orientadas a mejorar las condiciones laborales, … todas tienen cabida en este marco global.

Hay etapas, fases tanto en la vida personal como colectiva y empresarial que nos marcan sin retorno. El Humanismo, esa corriente del Renacimiento es algo que nos ha marcado como especie – al menos a los europeos- de una manera imborrable. Salimos de la enorme crisis de la Edad Media, de la oscuridad , de la esclavitud, gracias a Guttenberg y su concepto de democratización de la cultura y de las ideas a través de la imprenta. Las rescatamos - volvimos a ser europeos y a reconocernos a nosotros mismos a través de la vuelta a los clásicos- y lo divulgamos.

Esta divulgación empoderó a la clase emergente, la burguesía. Y como no, el Arte , ese reflejo de cada momento y sociedad lo plasmó en la pintura flamenca y la figura humana resurgió de sus cenizas. Recuerdo el Matrimonio Arnolfini o las pinturas de Brueghel y personas patinando en un día de asueto cualquiera. Lo humano era el centro de las cosas.

Cada vez que la historia ha recuperado lo que somos, nuestros valores, nuestra aportación como especie al desarrollo del planeta, nos encontramos con los griegos y con nuestra propia figura. Inmortalizada en el arte que es esa herramienta tan propia y tan humana

La empresa en Occidente lleva al menos un par de décadas esperando a salir de su propia Edad Media. Del oscurantismo, de medir su actividad de una forma rígida y unilateral, con la única vista en la rentabilidad económica, en el cuánto se gana. Sin pensar en el cómo se están logrando esos beneficios. Soy de las que creo que iniciativas como el Pacto Mundial de Naciones Unidas fue como el matrimonio Arnolfini al arte : el redescubrimiento de lo humano como medida de todas las cosas y el llamamiento a su protagonismo absoluto, y a la gestión libre y por tanto responsable. La figura humana en la empresa.

El Pacto Mundial aboga por el respeto a los Derechos Humanos por parte de las empresas en un llamamiento inteligente que Kofi Annan hizo en 1999. Sabedor de la volubilidad en la voluntad de los estados al hacer efectivos tales derechos, reconoce que son las empresas las que con su actividad cotidiana, sus decisiones afectan a las personas, sus derechos fundamentales, laborales y medioambientales de manera directa y de alcance.

Así que los Derechos Humanos son la declaración de humanismo en nuestra época. Seguro que Miguel Ángel les hubiera dedicado un fresco al menos. Y es seguramente la Declaración universal de 1948 uno de los grandes pasos de la humanidad ( quizá mayor que ir a la Luna ). Esta Declaración nos hace dignos sucesores de la democracia griega actualizada, de la Revolución Francesa y su derechos de los ciudadanos y hasta del Bill of Rights ingles de 1215. Todo declaraciones de derechos ganadas a quien ostentaba el poder en cada momento.

No obstante, no por ser declarativas de unos valores mayestáticos y sublimes , o precisamente por ello, necesitan estas declaraciones de instrumentos que apelen directamente a los agentes concernidos .

En este caminar el Pacto Mundial ha sido y es una guía de comportamiento , objetivos y buenas practicas. Unos objetivos genéricos, ambiciosos y humanos. Que nos guían desde hace casi veinte años en esa libertad de ser responsables que algunas empresas han decidido ser. Bien porque por su espíritu, su misión, su ADN lo exigen y les es connatural ( las cooperativas por ejemplo ) o bien porque a lo largo del dialogo con sus partes interesadas ( accionistas incluidos ) han determinado que este camino de la sostenibilidad , que el observar los Derechos Humanos, les aporta.

El caso es que en estas venimos estando cuando aparecen los ODS, o sea, los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas. O sea, la Agenda 2030.

Y nos ayuda mucho

Los ODS vienen a completar el compromiso inicial con los principios del Pacto Mundial, nos los concretan y aterrizan en 17 objetivos universales. Universales porque quien los dicta es nada menos que Naciones Unidas y porque atañen a retos globales que necesitan para su logro de la concurrencia de diferentes actores, y especialmente de las empresas

Las empresas en este caminar no deben sentirse extrañas ni solas. Leídos los ODS algunas de las acciones que ya estas venían llevando a cabo vienen a confirmar y ordenar estas actuaciones. Las iniciativas de acción social orientadas a erradicar la pobreza, a la educación universal, las acciones medioambientales destinadas a gestionar mejor el agua, la energía, las emisiones, las acciones con los trabajadores orientadas a mejorar las condiciones laborales, … todas tienen cabida en este marco global. Es por ello que no son los ODS objetivos extraños a las empresas . Estas ya desde hace dos décadas han venido acomodando , gestionando sus objetivos de la propia línea de negocio ligados no solo al Pacto Mundial, sino a certificaciones como la SA 8000, la ISO 14001, la OSHAS o la ISO 26000. No nacemos de nuevo, pero sí vamos desarrollando y concretando objetivos globales.

Los ODS vienen no solo a concretar objetivos globales sino , y esto sea quizá su mayor logro, a necesitar de la alianza de los diferentes actores ( empresas, universidades, ONGs, Fundaciones, gobiernos locales, autonómicos, estatal, europeo…) para empujar su logro. Para sumar acciones. Y esto vía alianzas. Lo que hemos venido denominando de manera no muy afortunada“ dialogo con los stakeholders”. Cascabel al que poco gato ha puesto nombre.

No se trata ahora de establecer una carrera hacia todos los sitios y ninguna parte. Cada actor en la consecución de cada objetivo sigue un continuum y confluye con otros de manera que los ODS establecen un lenguaje común y universal en el logro de la sostenibilidad.

El paso adelante como camino y objetivos es enorme. Pero lo importante sigue siendo lo de siempre, que las acciones que nos lleven a su logro sean reales, profundas, honestas, gestionadas, mejoradas. Que no nos quedemos en la elaboración de un discurso aseadito que demuestre lo mucho que hacemos por los ODS, sino en la elección de aquellos objetivos que por nuestra actividad, sector, riesgos y oportunidades sean materiales para nosotros y nuestras partes interesadas

Los ODS vienen a ser un pacto libre, por los objetivos que se seleccionen, por el camino que se elija para lograrlos y por los compañeros de camino que elijamos para reforzar su consecución.

Y como toda libertad, ira de la mano de la responsabilidad en la honestidad de la gestión y en la transparencia de su comunicación.

Este camino, ya lo iremos andando. La meta común ya esta fijada.

En este artículo se habla de:
OpiniónODSvalorespactomundial

¡Comparte este contenido en redes!

Este sitio utiliza cookies de terceros para medir y mejorar su experiencia.
Tu decides si las aceptas o rechazas:
Más información sobre Cookies