Bajo esta mirada, la RSE no sería algo que se agrega a lo que ya se está haciendo sino más bien una oportunidad para repensar el negocio y definir pautas de gestión alineadas con lo social y lo ambiental.
Comprendido esto, la pregunta podría ser si las PyMEs tiene oportunidad de sobrevivir si no adoptan un enfoque que contemple nuevas estrategias para nuevas variables que afectarán de manera decisiva su negocio.
¿Por qué me eligen mis públicos clave y por qué me seguirán eligiendo? Podría ser un punto de partida. Colaboradores con expectativas de realizarse en sus funciones laborales, consumidores con nuevas exigencias, clientes de grandes empresas con estándares a cumplir cada vez más elevados, normas jurídicas que incrementan el desafío de su cumplimiento son algunas de las variables que las empresas necesitan gestionar de manera preventiva y prospectiva, ya que “en los negocios las sorpresas y los conflictos siempre encarecen la operación”.
Por ello, algunos de los estímulos que las PyMEs pueden tomar en cuenta a la hora de adoptar planes de RSE, podría ser:
Parte de las destrezas y capacidades de un buen liderazgo radica en la habilidad de adaptarse eficientemente a entornos altamente cambiantes, y las PyMEs en esto tienen una clara ventaja en contraste con empresas con grandes estructuras que por definición, son pesadas a la hora de implementar cambios.
El cortoplacismo no debería ser el árbol que tapa el bosque de la sustentabilidad, porque es allí en la sustentabilidad donde se encuentran los frutos a ser cosechados.