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El turismo es un baluarte importante para la economía de cualquier nación, cuando se gestiona con criterios sostenibles. España afirma. Perú vacila

“Año Internacional del Turismo Sostenible para el Desarrollo” fue el sugerente título escogido por la ONU para el 2017… pero pasó desapercibido en Perú, y América Latina, entre tanto asunto grave y urgente. La intención del organismo internacional por centrar la atención en la “industria sin humo” fue ignorada no solo para la prensa y la política, sino también por la ciudadanía. 

En Perú el turismo siempre ha sido una actividad minusvalorada por todos los gobiernos, sean estos progresistas o conservadores. Quizá por su carácter intangible; quizá por descuido, quizá por miopía. Ello a pesar de haber demostrado su enorme contribución a la riqueza, en otras naciones donde se han tomado en serio el sector.

Algunos datos recientes bastarán para comprender la potencia de este sector. En el 2017 España recibió 82 millones de turistas, batiendo su propio record y adelantando por primera vez a EE. UU. El gasto medio anual de esos turistas superó los mil euros por persona. Y este espectacular crecimiento se dio a pesar del grave conflicto catalán; lo cual habla bien de la fortaleza de un sector que no trastabilla frente a crisis internas o externas. 

En Latinoamérica: México es el país más visitado con unos 32 millones de turistas por año. Perú ronda los 4 millones de visitantes. Si comparamos esas cifras respecto a la población nacional significa que Perú tiene un ratio turístico del 12%, México 26% y España 180 %. Por otro lado, la contribución del turismo al Producto Bruto Interno no deja dudas de su contundencia. En Perú representa el 4% del PBI, mientras que en México y España representa el 16% de sus respectivos PBI.

Evidentemente no se trata solo de impulsar cifras y estadísticas, sino de buscar un turismo de calidad, un turismo sostenible, como propone la ONU. En zonas muy específicas de España, hay cierta incomodidad por algunos excesos. Habrá que corregirlos. Pero los efectos positivos de los proyectos turísticos son mayoritarios. Latinoamérica aún se encuentra en la fase anterior, de incrementar el número de visitantes.

¿Por qué los órganos gubernamentales peruanos no promueven con decisión el turismo? La respuesta, como hemos sugerido antes, no es simple, pero tiene que ver con políticas desfasadas que priorizan el crecimiento basado en la venta de materias primas. Y esto ha sido así, a lo largo de toda la historia del republicanismo.

El turismo tiene además otras ventajas. Al involucrar a un gran número de empresas, de diversos sectores y tamaños, posee un mejor efecto multiplicador que otras actividades económicas tradicionales. Promueve un modelo de crecimiento más amigable con el medioambiente, y por si fuera poco, revalora las fortalezas locales y arraiga a los habitantes en su región, aminorando su urgencia de migrar a una gran ciudad en busca de empleo.

El turismo se presenta como una herramienta eficaz para lograr un crecimiento sostenible. Y acompañado de otras inversiones intersectoriales, como las energías renovables y las nuevas tecnologías, puede contribuir decisivamente a mejorar la calidad de vida de millones de ciudadanos. Puede potenciar comunidades en territorios donde el Estado no llega… pero sí el viajero. Puede crear puentes para la exportación de productos regionales a nuevos mercados. Puede más… Yes sir, it’s possible.

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OpiniónEmpresasturismo sostenible

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