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Barreras para la adopción de la tecnología en los programas de buen gobierno y cumplimiento normativo. La banca y las finanzas han sido uno de los sectores que con más entusiasmo han abrazado la transformación digital en cuestiones relativas a su modelo de negocio

La banca moderna no se concibe, desde hace ya años, sin cajeros automáticos con múltiples funcionalidades y sin operaciones a través de la web y de aplicaciones móviles; lo mismo se puede decir sobre operaciones complejas, como la inversión en bolsa o la contratación de fondos. ¿Por qué, entonces, esta transformación digital no ha llegado todavía a los consejos de administración en cuestiones relativas a los programas de buen gobierno y cumplimiento normativo?

Según una encuesta llevada a cabo por eShare, el 63% de las empresas financieras preguntadas reconoció que España está “significativamente” retrasada en comparación con los Estados Unidos y el Reino Unido en términos de adopción de la tecnología aplicada al compliance. El desconocimiento sobre la existencia de soluciones adaptadas a la gestión y seguimiento de reuniones del Consejo de Administración, además de tecnología destinada a compartir información de forma transparente y segura, es una de las principales barreras.

Pero hay más. Quizá el origen de todas ellas es la dificultad de entender qué significa realmente la transformación digital. En definitiva, la transformación digital es el proceso de adopción e integración de la tecnología en las actividades, los procesos y las competencias de la empresa para aprovechar al máximo las oportunidades que la tecnología nos presenta.

Muchas organizaciones cometen el error de pensar que transformación digital y digitalización es lo mismo. La digitalización consiste en convertir el papel en datos y es necesaria para conseguir optimización en un contexto de transformación digital, pero entre uno y otro concepto hay grandes diferencias. La transformación digital significa ser capaz de trabajar con estos datos, de usarlos para planear estrategias y colaborar con otras tecnologías para conseguir el máximo rendimiento y para reducir los procesos manuales que requieren demasiado tiempo en el día a día.

En términos de buen gobierno, transformación digital significa tener herramientas capaces de proporcionar de manera fácil y sencilla un reporte de seguimiento del programa de cumplimiento normativo, de compartir información de manera transparente y, por último, de dejar registro documental de las acciones llevadas a cabo por uno u otro consejero.

Estos tres pasos deberían ser suficientes para responder a los requerimientos de la Circular 1/2016 sobre la responsabilidad penal de las personas jurídicas conforme a la reforma del código penal efectuada por la ley orgánica 1/2015 de la Fiscalía General del Estado, que establece instrucciones generales para valorar la eficacia de los planes de compliance en las empresas. La misma recomienda la adopción de soluciones robustas para asegurar el control del programa de buen gobierno que, en última instancia, podrían usarse como prueba judicial del cumplimiento del mismo. Con las heridas dejadas por la reciente crisis económica en el sector financiero todavía muy recientes, la aplicación de programas de buen gobierno “robustos”, con un apoyo tecnológico y documental que ofrezca garantías, es más que un ejercicio de modernización: es una garantía de futuro para las empresas financieras.

En todo caso, una vez que el secretario del Consejo de Administración ha comprendido el alcance de la transformación digital se encuentra con una barrera más. No es otra que el cambio de hábitos a los que los consejeros, muchos de ellos lejos de ser nativos digitales y –en aras de la creciente internacionalización del mercado financiero- repartidos en diferentes países del mundo, se ven abocados. El problema no es menor y tampoco hay fórmulas mágicas para solucionarlo. El mejor consejo es la necesidad de adoptar una cultura de transformación digital que sea asumida por toda la empresa, comenzando por el Consejero Ejecutivo.

La buena noticia es que, según la encuesta antes mencionada, las empresas españolas del sector de las finanzas reconocen la necesidad de la tecnología para ayudarles a incrementar la transparencia y el buen gobierno y muestran interés por ponerse al día en las soluciones de gestión de reuniones de Consejo de Administración como medio para compartir información de forma transparente. Es, sin duda, un primer paso que supone el inicio de la verdadera transformación digital de la banca y las finanzas en España.

Joao Claro, Country Manager eShare España  

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OpiniónEmpresasTransformación digital

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