La sostenibilidad en el tiempo de una empresa supone desarrollar la habilidad de dar respuestas adecuadas a estas expectativas e intereses.
Ahora bien, pero, ¿conocen las empresas cuáles son sus públicos clave con los que mantienen vinculaciones? O en todo caso, ¿saben cuales son las expectativas e intereses reales que estos públicos tienen?
Si la respuesta no fuera afirmativa, resulta obvio que la sustentabilidad empresaria estará puesta en un serio riesgo.
Hasta no hace mucho tiempo, la mejor opción para las empresas era no dialogar con los gremios, ya que el impacto de sus acciones podía considerarse como marginal, y esto ha generado en muchos casos que el liderazgo empresario no esté preparado para relacionarse adecuadamente con los sindicatos que tienen presencia en sus actividades.
El impacto de los gremios hoy es decisivo para muchas actividades, por lo que se requiere no sólo dialogar sino encontrar “soluciones innovadoras para los problemas tradicionales”, a fin de construir valor compartido.
¿Cómo se mide en la productividad de nuestros colaboradores la problemática familiar de cada uno de ellos? Hasta no hace mucho tiempo las empresas decían: “lo que sucede en la vida privada es problema de cada uno”, pero esto no resolvía la falta de competitividad debido a los trabajadores desanimados y preocupados por sus situaciones familiares.
Todo impacta a la hora de ganar o perder competitividad. Hoy, muchas empresas están diseñando planes de capacitación destinados a las familias de sus colaboradores, porque se dan cuenta que si logramos dar una mano a las familia de los trabajadores, luego estos devolverán mucho más de lo que han recibido en eficiencia y dedicación.
Si Usted conduce una empresa, ¿sabe cuáles son los formadores de opinión de su vecindario? ¿sabe el poder que estos actores tienen para favorecer / entorpecer (encarecer) su actividad? Si no lo sabe, Usted necesita un plan de relacionamiento con la comunidad para generar vínculos virtuosos y gestionar adecuadamente sus riesgos.
La lógica de que todo aquello que no es obligatorio debe desestimarse porque genera un gasto improductivo está siendo reemplazada por la lógica de aquello que conviene hacer para la construcción de valor compartido.
Una empresa no está ajena a las influencias e impactos de su entorno, aún si los ignora y todo lo que pueda invertir para mejorarlo, terminará por generar un ámbito de articulación más propicio para sus negocios y su sustentabilidad.
La gestión responsable implica desarrollar la habilidad de dar una respuesta adecuada a cada público clave para generar espacios de mutua confianza y de provecho compartido.
Fernando Esteban Passarelli
Coordinador del Programa Valor, RSE + Competitividad
AMIA – BID Fomin