"Zapatos" puede ser cualquier cosa que una mujer necesite para tener una vida mínimamente digna, algo que le ayude a avanzar y que no le produzca rozaduras (o al menos que éstas sean soportables).
A efectos de este artículo, "zapatos" es la igualdad de género. Vamos a contemplar "zapatos" en tres escaparates diferentes:
Primer escaparate: Una gran tienda que hace hincapié en los precios de los “zapatos”: El Foro Económico Mundial. En la reunión de 2016 citó entre sus conclusiones la necesidad de integrar a la mujer en los procesos de globalización. En el Informe Global de la Brecha de Género se lee: «El incremento de la automatización asociado a la Cuarta Revolución Industrial afectará no solo a la economía, sino también a la humanidad. En este contexto, debemos crear un mundo en el que los ideales y las aportaciones de las mujeres tengan tanto valor como los de los hombres. La igualdad de género en nuestro pensamiento y nuestras acciones tendrá una crucial importancia en asegurar que el futuro esté al servicio de la humanidad, no amenazado por ella». Klaus Schwab, fundador y director ejecutivo del Foro Económico Mundial.
El World Economic Forum considera que se tienen que abordar simultáneamente cuatro ámbitos: oportunidades económicas, logros educativos, salud y supervivencia, empoderamiento político.
Justine Greening, Secretaria de Desarrollo del Reino Unido dice que “ningún país puede desarrollarse verdaderamente si la mitad de su población se queda atrás.” Y el FMI estima que si se lograra superar la brecha de género en el mundo laboral y de la empresa, el PIB europeo crecería un 12% adicional en 15 años.
Segundo escaparate: Una tienda en la que se intenta ajustar los “zapatos” a las necesidades de las clientas para evitar rozaduras: La abogada Elizabeth Odio Benito, a sus 76 años, asumió hace un mes la silla de juez de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, un tribunal en el que solo hubo hombres en los últimos siete años. Asegura que hay que ver en las sentencias las perspectivas de género, que no es otra cosa que un análisis que diferencia el impacto de las violaciones de derechos humanos sobre hombres y mujeres.
Tercer escaparate: Una tienda de lujo en la que se exhiben “zapatos” de alta gama: Según Women in Business 2016 de Grant Thornton, se necesitarían 40 años para lograr la paridad en España dentro del ámbito de los directivos.
A instancias de la CNMV, el nuevo Código de Buen Gobierno recomienda que en 2020 el número de consejeras represente, al menos, el 30% del total de miembros del consejo de administración. Según El País, actualmente la mayoría son independientes o dominicales, pero aún hay muy poca presencia femenina en puestos de mando reales: solo 9 de las 190 consejeras de los grupos cotizados son ejecutivas.
Después de este paseo por los escaparates, veamos qué “zapatos” llevamos las mujeres. Y tenemos una noticia buena y otra mala.
La buena es que las empresas están poniendo mucho de su parte para que esta situación mejore y las mujeres podamos superar esa brecha tan injusta. El tercer escaparate es un pálido reflejo de todo lo que se está avanzando en este sentido. Es muy probable que los esfuerzos se deban más a un enfoque de beneficio económico que a verdadero convencimiento ético, pero las mejoras están ahí, y han llegado para quedarse y para seguir avanzando. Así pues, tenemos a las empresas como locomotoras de este gran proyecto global. Precisamente por eso es tan importante que los modelos de gestión corporativa se basen en valores y en RSE.
La mala noticia es que las aportaciones de las empresas a la sociedad en su conjunto, de momento, son tan pequeñas que podemos correr el riesgo de desalentarnos. Sin ir más lejos, he aquí un ejemplo del tipo de zapatos que usan muchas mujeres en este horrible éxodo de Asia hacia Europa:
Observa la mujer de la fotografía: mira qué zapatos lleva y cómo acarrea a tres niños. Ahora mira a los hombres del grupo: calzado, vestimenta, manos en los bolsillos… Es solo un pequeño ejemplo de la brecha de género en nuestra sociedad actual. Y sé que tú podrías poner mil más.
De todas formas, no quiero que te quedes con mal sabor de boca. Contemplar nuestros problemas sirve para concienciarnos de la necesidad de revisar nuestro código de valores y ponernos manos a la obra para actualizarlos e implementarlos. Y la prueba de que vamos avanzando es que estamos en un punto en el que ya podemos hablar de que las mujeres tenemos que ocupar posiciones directivas en las empresas.
Creo que es un buen camino - no el único - para que la mujer tenga más protagonismo social y, como está haciendo en el ámbito legal Elizabeth Odio Benito, las propias mujeres podamos tirar hacia arriba de otras que no han tenido tantas oportunidades. Y muchos hombres concienciados ya nos están ayudando. Seguro que de esta forma conseguiremos entre todos que el futuro esté al servicio de la humanidad, como postula Klaus Schwab.
Edita Olaizola (@EditaOla)