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En la quinta edición del Informe de Forética presentado recientemente, se ponía en evidencia la importante brecha que existe en el ámbito de la RSE entre las Pymes (99,6% del tejido empresarial español)  y la gran empresa.

Personalmente creo que esa situación nos debería de hacer reflexionar un poco y valorar hasta qué punto todos los cambios que en el marco de la RSE se vienen produciendo de una forma acelerada pueden comportar un cierto escepticismo entre los empresarios, más allá del que pueda provocar la propia coyuntura que tampoco favorece que esa brecha se vaya recortando.

Hagamos un rápido repaso:

El pasado 1 de noviembre la International Standard Organization llevó a cabo la presentación pública y lanzamiento en Ginebra de la Guía ISO 26000 sobre responsabilidad social, que fue aprobada a mediados del pasado mes de septiembre.

El pasado sábado 5 de marzo El Congreso aprobó definitivamente la Ley de Economía Sostenible (dos artículos 35 y 39 y una DF  guardan relación directa con la RSC en principio afecta a la sociedades mercantiles estatales y a las sociedades anónimas con más de 1000 empleados, falta ver cómo se desarrolla la normativa)

En las últimas semanas dos organizaciones internacionales GRI y Pacto Mundial han desarrollado dos nuevas iniciativas que para todas aquellas empresas que persigan ser entidades de referencia en el marco de la RSC deberán de ser asumidas y desarrolladas:

Programa Diferenciación del Pacto Mundial

El Global Reporting Initiative ha presentado una nueva versión de su guía G3 para realizar memorias de sostenibilidad.

Además hay que tener en consideración la reforma del código penal que establece la Responsabilidad Penal de las Personas Jurídicas, un asunto muy serio para cualquier empresa que deberá de ser contemplado en su política de RSE

Si todo eso no fuera poco algunas comunidades autónomas están desarrollando sus propias iniciativas. El pasado mes de diciembre se publicó la Ley de Responsabilidad Social Empresarial de la Comunidad de Extremadura. Más recientemente comprobamos como  Galicia tendrá su propia estrategia RSE, a este paso cada comunidad autónoma tendrá su propia regulación, con lo que ello comporta (sin comentarios).

Y todavía hace falta conocer que decisiones tomará el pleno del Consejo Estatal de Responsabilidad Social Empresarial (CERSE) previsto inicialmente para la primera quincena de este mes de abril, pero que todo apunta a que se retrasa por un problema de agenda del Ministro hasta el próximo mes de mayo.

Personalmente creo que la buena voluntad de todas las partes implicadas puede suponer un exceso de complejidad, sobre todo pensando en las pequeñas y medianas empresas que dudo mucho que tengan capacidad para asimilar todos estos cambios con el riesgo que ello supone de renuncien a integrar la RSE en su modelo de gestión y adopten una postura reactiva, adaptándose tan solo a los cambios normativos.

Publicado en http://www.compromisoresponsable.es/ 

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