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Como profesional del sector financiero a nadie le extrañará que sienta preocupación por muchas de las noticas y declaraciones que en estas últimas semanas están saliendo publicadas. Es evidente que el sector se encuentra en pleno proceso de reestructuración, sin embargo, el problema bajo mi punto de vista es que se pueda entender que ese reestructuración solo debe de ser fundamentada en términos económicos y financieros orientados a mejorar la productividad, la eficiencia la rentabilidad y la solvencia de las entidades…..

 

Xavier Dueñas

Xavier Dueñas

Como profesional del sector financiero a nadie le extrañará que sienta preocupación por muchas de las noticas y declaraciones que en estas últimas semanas están saliendo publicadas.

 

Es evidente que el sector se encuentra en pleno proceso de reestructuración, sin embargo, el problema bajo mi punto de vista es que se pueda entender que ese reestructuración solo debe de ser fundamentada en términos económicos y financieros orientados a mejorar la productividad, la eficiencia la rentabilidad y la solvencia de las entidades…..

 

Naturalmente no voy a discutir la necesidad de que el proceso contemple esos objetivos, parece evidente que el modelo de crecimiento que ha alimentado el sector financiero se ha agotado y que es hora de digerirlo y racionalizarlo.

 

Pero mi reflexión no pretende discutir el ¿Qué?, sino el ¿Cómo?. Veamos dos ejemplos:

 

1) Cierre de oficinas: Parece evidente que un proceso de integración persiga aprovechar economías de escala y en ese ámbito habrá que contemplar evitar el solapamiento de oficinas o centralizar las tareas de apoyo y soporte en unos únicos servicios centrales. Lo que ya no parece tan evidente es que se cuestionen aquellas oficinas que por estar situadas en pequeñas poblaciones rurales, o zonas marginales de las grandes ciudades no son capaces de lograr los mismos niveles de productividad o eficiencia que otras oficinas que presentan un mayor potencial de negocio. ¿Dónde está la responsabilidad de esas entidades que adoptan decisiones de cerrar oficinas sin reparar el “daño” social que repercute a toda la comunidad? ¿No es esta una forma de fomentar la exclusión financiera?

 

2) Clientes poco rentables: En un sector tan maduro y competitivo, parece obvio que la “guerra” entre entidades va mermando la fidelidad de sus clientes y ello ha supuesto que todas las entidades presenten en su cartera de clientes tres grandes grupos: Clientes vinculados, clientes no vinculados pero que operan con la entidad y clientes no vinculados y que no operan con la entidad. Naturalmente todas las entidades hacen un importante esfuerzo comercial por mantener el primer grupo y por reconducir el segundo y el tercer grupo (puesto que son los menos rentables y los que mayor recorrido presentan).

 

Sin embargo, algunas declaraciones recientes por parte de un importante directivo del sector, apuntan por expulsar a los clientes “poco rentables” . Ese término de “poco rentable” implica muchas interpretaciones y no solo está relacionado con los clientes poco vinculados o que no operan con la entidad, sino que también puede estar relacionado con los clientes que menos recursos tienen y que precisan ahora más que nunca de entidades que su razón de ser no sea única y exclusivamente maximizar sus beneficios, sino que comprendan que su responsabilidad también es luchar contra la exclusión financiera.

 

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