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Del 24 de noviembre al 5 de diciembre se celebrará en Samarcanda la 20ª Conferencia de las Partes de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES), el principal tratado mundial que regula el comercio de animales y plantas para evitar su extinción. En esta edición se revisarán 51 propuestas que podrían implicar la prohibición total o parcial del intercambio de especies tan emblemáticas como la iguana marina de las Galápagos, el tiburón de puntas blancas o la palma chilena.
Cumbre decisiva para frenar el tráfico de especies y proteger la biodiversidad

El okapi, la hiena rayada, el mangabey de vientre dorado o la lagartija gigante de Haití son algunos de los animales que podrían recibir una mayor protección internacional. Según informa la CITES, durante su próxima reunión en Samarcanda se debatirán 51 propuestas para actualizar los niveles de protección del comercio internacional de 39 especies de fauna y 12 de flora.

Entre las especies incluidas figuran reptiles, tarántulas, aves cantoras, ranas, moluscos, así como plantas de gran valor económico como el ginseng, el aloe, el padauk o el palo de Brasil. También se abordará la situación de especies marinas explotadas comercialmente, como el pepino de mar, el abulón, las anguilas, tiburones y rayas.

¿Qué es el comercio de especies y por qué preocupa?

El comercio internacional de especies silvestres comprende la compraventa de animales y plantas vivos o de sus derivados —como pieles, maderas, marfil, corales o extractos medicinales—. Si bien parte de esta actividad puede realizarse legalmente bajo estrictos controles, el comercio ilegal o no regulado se ha convertido en una de las principales causas de pérdida de biodiversidad, solo por detrás de la destrucción de hábitats y el cambio climático.

Organismos internacionales advierten de que este comercio ilícito mueve miles de millones de euros cada año y alimenta redes de crimen organizado, afectando gravemente los ecosistemas y las comunidades locales que dependen de ellos. Además, el contacto inadecuado entre fauna silvestre y humanos aumenta el riesgo de transmisión de enfermedades zoonóticas, un recordatorio de la estrecha relación entre biodiversidad y salud global.

De las prohibiciones totales al comercio controlado

En Samarcanda se decidirá si determinadas especies pasan a estar incluidas en los apéndices de la CITES, que determinan el grado de control sobre su comercio. El Apéndice I impone una prohibición total del comercio con fines comerciales para las especies más amenazadas, mientras que el Apéndice II permite un comercio limitado y regulado mediante permisos oficiales y seguimiento constante.

No todas las decisiones serán restrictivas: algunas especies han mostrado signos de recuperación. Es el caso del lobo fino de Guadalupe (o de Baja California), cuya transferencia del Apéndice I al II ha sido propuesta por Estados Unidos y México, al considerar que el comercio internacional ya no representa una amenaza para su conservación. Adoptada en Washington en 1975, la CITES cuenta actualmente con 185 Estados miembros y protege a más de 35.000 especies de animales y plantas. Su objetivo es garantizar que el comercio internacional no ponga en peligro la supervivencia de la fauna y flora silvestres.

Expertos en biodiversidad subrayan que, en plena crisis climática, reforzar el control sobre el comercio de especies es esencial para evitar nuevas extinciones y mantener el equilibrio ecológico del planeta. La cita de Samarcanda se perfila, así, como una oportunidad decisiva para fortalecer la cooperación internacional en defensa de la vida silvestre.

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