En un año marcado por el auge de conflictos y desastres climáticos, casi 123 millones de personas han tenido que abandonar sus hogares en 2024, según el último informe de la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR). Esta cifra refleja el impacto devastador de las crisis humanitarias que afectan a millones en todo el mundo, desde Sudán hasta Ucrania, pasando por el Líbano y la República Democrática del Congo.
El llamado de ACNUR para 2025 es claro: priorizar la paz, atender las necesidades de las personas desplazadas y crear soluciones sostenibles que permitan reducir las causas de los desplazamientos. "La falta de soluciones a los conflictos y el cambio climático está dejando a millones de personas atrapadas en el exilio, sin un futuro claro", expresó Filippo Grandi, Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados.
El conflicto en Sudán destaca como una de las mayores tragedias de desplazamiento, con más de 12 millones de personas desplazadas desde abril de 2023. Mientras tanto, en Ucrania, tras más de mil días de guerra, 6,7 millones de personas han buscado refugio en Europa. En la República Democrática del Congo, los combates en las provincias orientales han provocado el desplazamiento de casi un millón de personas solo en la primera mitad de este año.
A estas crisis se suman los desastres climáticos que afectan de manera desproporcionada a comunidades ya vulnerables. Inundaciones, sequías y fenómenos extremos han agravado la situación de desplazados en África Oriental, Sudamérica y el sudeste asiático.
Emergencia climática: un desafío doble
Tres cuartas partes de los desplazados forzosos viven en países severamente afectados por el cambio climático. ACNUR subraya que el impacto de los fenómenos climáticos no solo desplaza a comunidades, sino que agrava los riesgos para quienes ya han huido de conflictos, como se vio en Sudán y Yemen este año.
La violencia de género, una crisis silenciada
El informe también destaca el aumento de la violencia de género en contextos de conflicto, afectando gravemente a mujeres y niñas. En Sudán y la República Democrática del Congo, los testimonios de violencia sexual y explotación han aumentado exponencialmente. ACNUR y sus socios trabajan para brindar apoyo psicosocial y asistencia legal a las víctimas, pero subrayan que se necesita un esfuerzo internacional más sólido.
De cara al próximo año, ACNUR insiste en la importancia de abordar las raíces de estas crisis. "Un mundo con menos conflictos y mayor justicia climática es posible, pero requiere de un compromiso global firme", concluyó Grandi.
El mensaje es claro: para que 2025 sea un año de esperanza, es fundamental apostar por la paz, la cooperación y soluciones duraderas que permitan a millones de personas reconstruir sus vidas y contribuir al desarrollo de las comunidades que los acogen.