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Durante las negociaciones de la COP29 en Bakú, Anaclaudia Rossbach, directora ejecutiva de ONU-Hábitat, advirtió sobre los peligros del desarrollo urbano descontrolado, que amenaza la biodiversidad y agrava los efectos del cambio climático. Con un creciente éxodo hacia las ciudades, se hace imperativo implementar modelos de urbanismo sostenible que no solo mitiguen el impacto ambiental, sino que también garanticen la resiliencia social y ecológica de los asentamientos humanos para cumplir con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de 2030.
El urgente llamado a la planificación urbana sostenible en la COP29 para enfrentar la crisis climática

Mientras las negociaciones de la COP29 en Bakú continúan, Anaclaudia Rossbach, directora ejecutiva de ONU-Hábitat, subrayó la creciente amenaza del desarrollo urbano rápido y desordenado para la biodiversidad, el medio ambiente y la seguridad alimentaria. En un entorno donde más de la mitad de la población mundial reside en ciudades, la falta de planificación y las construcciones no sostenibles agravan los efectos del cambio climático, sobre todo en áreas urbanas que ya experimentan temperaturas más altas.

ONU-Hábitat ha alertado que el sector de la construcción, responsable de un 40% de las emisiones de gases de efecto invernadero, enfrenta un reto urgente: edificar 96 viviendas al día para cumplir con los Objetivos de Desarrollo Sostenible en 2030. Sin embargo, este crecimiento debe ser acompañado de una planificación adecuada, priorizando el uso racional del suelo y garantizando que las ciudades puedan cumplir con sus funciones sociales y ecológicas sin comprometer el medio ambiente.

Las ciudades, que acogen a la mayoría de la población global y donde se prevé que 2400 millones de personas se trasladarán en las próximas dos décadas, deben ser reconceptualizadas bajo un modelo sostenible y resiliente. La falta de estrategias adecuadas para mitigar el impacto del cambio climático en estos entornos urbanos puede llevar a consecuencias devastadoras. Mientras tanto, iniciativas como las torres Bosco Verticale de Milán, que integran la naturaleza en su estructura y son autosuficientes energéticamente, brindan ejemplos tangibles de lo que podría ser el futuro de la vida urbana sostenible.

La llamada de ONU-Hábitat y otros actores internacionales es clara: se requiere inversión y una planificación más eficiente para asegurar que las ciudades puedan hacer frente a la crisis climática, promoviendo un desarrollo urbano sostenible que proteja tanto a las personas como al planeta.

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