De acuerdo con informes del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), el nivel del mar está en ascenso a un ritmo sin precedentes en los últimos 3000 años, con proyecciones que apuntan a un aumento promedio de entre 15 y 30 centímetros para 2050. Las regiones más afectadas serán las ecuatoriales, particularmente en el Pacífico.
La causa principal de este fenómeno es el calentamiento global, impulsado por los gases de efecto invernadero generados, en su mayoría, por la quema de combustibles fósiles. Esto no solo está elevando el nivel del mar al expandir su volumen, sino que también contribuye al derretimiento de los glaciares. Cerca de 900 millones de personas residen en áreas costeras bajas, enfrentando la amenaza de inundaciones y erosión. “Las comunidades están siendo sumergidas, el agua dulce se contamina y la biodiversidad se ve comprometida”, alertó Guterres, quien enfatizó que los más afectados son los más pobres y vulnerables.
Ejemplos de las devastadoras consecuencias ya son visibles en lugares como Vanuatu y Bangladesh, donde familias enteras han sido reubicadas debido a la emergencia climática. “La situación no solo compromete la vida de las personas, sino que afecta la agricultura, la pesca y el turismo, pilares económicos de muchas comunidades”, agregó. La Secretaria General de la Organización Meteorológica Mundial (OMM) también advirtió sobre el riesgo de inundaciones en áreas que anteriormente no sufrían este tipo de desastres, así como sobre los daños incrementales que sufrirán las infraestructuras costeras debido a tormentas más severas.
“Las economías avanzadas no están exentas de esta crisis; las naciones ricas también enfrentan gastos millonarios en daños y adaptaciones”, afirmó Guterres, señalando que sin una acción inmediata, la situación podría deteriorarse aún más, generando desplazamientos masivos de población y poniendo en riesgo los recursos de las regiones vecinas.
Guterres instó a que todos los países deben tener sistemas de alerta establecidos para 2027 y a presentar nuevos planes nacionales de acción climática antes de la COP30 en 2025, alineados con el objetivo de limitar el calentamiento a 1.5 grados. “Los países del G20, que generan aproximadamente el 80% de las emisiones globales, deben liderar este esfuerzo”, enfatizó. Además, el Secretario General subrayó la necesidad de asegurar un respaldo financiero sólido en la próxima COP29, pidiendo que las naciones desarrolladas incrementen su financiación para la adaptación climática, alcanzando al menos 40,000 millones de dólares anuales para 2025.
Finalmente, Guterres hizo un llamado a reformar los Bancos Multilaterales de Desarrollo para facilitar una financiación más accesible para los países en desarrollo, y destacó la importancia de abordar las deficiencias del marco legal internacional para garantizar la protección de las fronteras marítimas y las comunidades más vulnerables. Este año, la reunión se realizó tras la Cumbre del Futuro y se centró en la necesidad de un entendimiento colectivo, un liderazgo político comprometido y una cooperación internacional robusta para enfrentar los desafíos que presenta el aumento del nivel del mar.