El documento, publicado en el marco de las sesiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas, denuncia que más de un tercio de las 50 mayores empresas del mundo —con una capitalización bursátil conjunta de 13,3 billones de dólares— están bajo el control de milmillonarios. Esta oligarquía global, como la define Oxfam, está moldeando las reglas del sistema económico internacional a su favor, incrementando las brechas de desigualdad tanto entre los países como dentro de ellos. La situación es especialmente grave para los países del Sur global, que, a pesar de albergar al 79% de la población mundial, solo poseen el 31% de la riqueza. Esta disparidad no solo dificulta su desarrollo, sino que también perpetúa la pobreza y limita las capacidades de estos países para responder a crisis como el cambio climático y las pandemias globales.
El informe titulado "Multilateralismo en una era de oligarquía global" resalta cómo los esfuerzos internacionales para enfrentar problemas globales se ven constantemente bloqueados por los intereses de los más ricos y poderosos. Las políticas fiscales, la propiedad intelectual y el manejo de las crisis de deuda son campos donde las grandes corporaciones y los ultrarricos han ejercido una influencia desproporcionada, debilitando las respuestas multilaterales que podrían beneficiar a la mayoría.
Franc Cortada, director de Oxfam Intermón, advierte que "la sombra de la oligarquía mundial se cierne sobre la Asamblea General de las Naciones Unidas", y que este poder creciente está obstaculizando el progreso en temas cruciales como la lucha contra la pobreza, el cambio climático y la distribución equitativa de vacunas.
A partir de una importante investigación, Oxfam Intermón ofrece varios ejemplos de cómo este abuso de poder se manifiesta. Entre ellos destaca el marco inclusivo del Plan de Acción BEPS del G20/OCDE, cuyo impacto para los países de renta baja ha sido mínimo debido a la influencia de los países con grandes industrias financieras. Además, el monopolio de las grandes farmacéuticas durante la pandemia de COVID-19 dejó en evidencia cómo los beneficios económicos prevalecen sobre la salud pública global. Asimismo, los acreedores privados están exacerbando la crisis de deuda en los países más pobres. Muchos de estos países dedican hasta el 40% de sus presupuestos al pago de deudas, reduciendo considerablemente los fondos disponibles para servicios esenciales como salud, educación y protección social.
Un llamado urgente a la acción
En este escenario complejo y desalentador, Oxfam Intermón insta a los gobiernos a adoptar medidas contundentes para frenar esta concentración de poder. Las propuestas incluyen la implementación de un nuevo marco de fiscalidad internacional, la cancelación de deudas insostenibles y la creación de leyes que faciliten el acceso equitativo a tecnologías de salud en futuras pandemias.
En palabras de Cortada, "sólo un multilateralismo basado en la equidad y justicia puede revertir la intensificación del poder de una oligarquía global". Añade que es necesario que más líderes mundiales se sumen a esta lucha, especialmente aquellos provenientes del Sur global, para lograr un mundo más justo. Este informe de Oxfam subraya la urgencia de actuar para reducir las brechas de desigualdad que persisten en el sistema global. Solo mediante la cooperación internacional y el compromiso con la equidad será posible crear un futuro en el que los derechos humanos y el bienestar colectivo estén por encima de los intereses de unos pocos.