La investigación, titulada "El impacto del cambio climático en la demanda del turismo en España", advierte que el clima es un factor crucial para la atracción de turistas. En 2022, el turismo representó el 11,6% del PIB y el 9,3% del empleo en el país. Sin embargo, el estudio subraya que a medida que las temperaturas aumenten, los destinos de sol y playa podrían experimentar una disminución en su atractivo, alterando así la demanda turística y afectando a la economía nacional.
Los economistas de BBVA Research indican que la sensibilidad climática varía entre regiones. Mientras que las zonas costeras del norte pueden beneficiarse de estas transformaciones, los destinos del sur y este podrían ver una caída significativa en el número de visitantes. Para finales de siglo, se prevé un desplazamiento de la demanda turística hacia el norte, lo que plantea desafíos y oportunidades para el sector.
En un contexto de cero emisiones netas, el impacto del cambio climático en la demanda turística sería mínimo, con una reducción estimada del 0,3% para 2100. Sin embargo, en escenarios de alto calentamiento, como un aumento de 4,8 ºC, la disminución podría ser tan drástica como el 7%, afectando especialmente a la costa mediterránea, donde se anticipa una caída del 60% en la demanda turística veraniega.
Un hallazgo interesante del informe es la posibilidad de desestacionalizar el turismo, con la primavera posicionándose como una temporada favorable para los viajes. Esto podría no solo ayudar a aliviar la presión sobre los destinos tradicionales, sino también incentivar inversiones en infraestructura sostenible.
Para enfrentar estos desafíos, los expertos sugieren que la industria turística debe adaptarse promoviendo viajes fuera de la temporada alta, diversificando las ofertas más allá del turismo de playa y asegurando la sostenibilidad del sector a largo plazo. La implementación de políticas adecuadas será fundamental para garantizar que España siga siendo un destino atractivo en un mundo afectado por el cambio climático.