La desigualdad de género en el mundo laboral es una realidad persistente y compleja que afecta a millones de mujeres en todo el mundo. A pesar de los avances en términos de igualdad de género, muchas mujeres siguen enfrentando discriminación en el lugar de trabajo debido a su condición de género. Esta discriminación puede manifestarse de diversas formas, como la disparidad salarial, la falta de oportunidades de ascenso, el acoso sexual y la segregación ocupacional, entre otros aspectos. Uno de los desafíos más urgentes para lograr sociedades verdaderamente justas es abordar estas desigualdades en el mundo laboral. El Objetivo de Desarrollo Sostenible número 5 (ODS 5) de la Agenda 2030 de las Naciones Unidas tiene como objetivo lograr la igualdad de género y empoderar a todas las mujeres y niñas. Sin embargo, este objetivo no se puede lograr plenamente si las mujeres continúan siendo discriminadas en el ámbito laboral. La discriminación de género en el trabajo no solo afecta a las mujeres individualmente, sino que también tiene consecuencias negativas para las empresas y la economía en su conjunto. Cuando las mujeres no tienen las mismas oportunidades de empleo y desarrollo profesional que los hombres, se desperdicia talento y se limita el potencial de crecimiento económico. Además, la discriminación en el trabajo perpetúa estereotipos de género y contribuye a mantener estructuras de poder desiguales en la sociedad.
De cara al Próximos al 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, el Observatorio de la Vulnerabilidad de la Fundación Adecco presenta el 11º informe #EmpleoParaTodas: la mujer en riesgo de exclusión en el mercado laboral, un trabajo que basa sus conclusiones en el análisis e interpretación de los resultados de la Encuesta de Población Activa del 4º Trimestre de 2023, junto a la consulta de otras fuentes de referencia, y una encuesta a 200 mujeres mayores de 50 años en riesgo de exclusión social. Este trabajo se ha realizado con la colaboración de 11 empresas y entidades comprometidas.
El informe destaca que, tradicionalmente, la mujer presenta mayores tasas de inactividad y de desempleo y, por otra parte, suele concentrar su presencia en jornadas parciales, lo que tiene un impacto directo en el nivel de ingresos, que se traduce en salarios inferiores y pensiones menos abultadas. Todo ello puede conducir al desempeño en la economía irregular. Según el informe AROPE (At risk of poverty and exclusion, de EAPN), la mujer se enfrenta a “carreras de cotización más entrecortadas y deficientes”, con una exposición mucho mayor a la exclusión social. De este modo, se pone de relieve en dicho informe: en 2022 la tasa AROPE femenina (mujeres en riesgo de exclusión y/o pobreza) alcanzó el 27,2%, frente al 24,8% masculina. En términos absolutos, se contabilizan 805.209 mujeres más en esta situación (6.574.605 mujeres frente a 5.769.396 hombres).
Tras estas cifras subyace una clave fundamental y es el rol que se asigna predominantemente a las mujeres en las responsabilidades familiares y tareas domésticas. Una distribución desigual que se refleja en las estadísticas, con datos contundentes: mientras un 27,9% de las mujeres no busca trabajo para dedicarse a las labores del hogar, solo un 6% de los hombres es inactivo por este motivo. En total, se contabilizan 2.838.000 mujeres inactivas por labores del hogar, frente a 446.000 hombres. Al mismo tiempo, existen prejuicios y estereotipos que merman las oportunidades laborales de las mujeres y que se acentúan si coexisten otras realidades como la discapacidad, la maternidad en solitario o la violencia de género.
Los expertos a cargo de la investigación advierten que la edad, por otra parte, sigue perfilándose como uno de los grandes factores de discriminación de la mujer en el mundo laboral, que encuentra importantes dificultades de acceso al empleo a partir de los 45 años, y que se acentúan especialmente a partir de los 50. En los siguientes apartados desgranaremos los principales obstáculos y retos laborales que afronta la mujer sénior en el mundo del empleo. La mujer afronta dificultades profesionales que la acompañan durante toda su vida activa. El estigma de la maternidad aún sigue pesando entre las más jóvenes, generando reticencias a los empleadores a la hora de incorporarlas a un equipo de trabajo. Y si bien dicho estigma se difumina con los años, en torno a las mujeres sénior aparecen otros pensamientos estereotipados, que las asocian con profesionales obsoletas, menos flexibles o sin capacidad de aprendizaje.
Además de la cuestión demográfica, otros factores influyen en este peso cada vez mayor de la mujer sénior en el mercado laboral. Por ejemplo, la necesidad de apoyar a economías domésticas golpeadas por la sucesión de crisis en las últimas décadas Dos cifras ilustran la realidad expuesta en el apartado anterior: el 70% de las mujeres mayores de 50 años en desempleo ha renunciado -o aparcado- en alguna ocasión, su carrera profesional para el cuidado de su familia y el 82% de destaca que, al menos en alguna ocasión, se ha sentido discriminada en un proceso de selección.
El estudio publicado por Fundación Adecco expone que es significativo que la mayoría de las mujeres sénior en desempleo (82%) ha sentido discriminación en alguna de las diferentes fases de búsqueda de empleo, En concreto, un 77,4% destaca que esta discriminación se ha producido en la entrevista de trabajo, donde se ha cuestionado su capacidad para manejar nuevas tecnologías, la posible sobre cualificación y/o mayores exigencias salariales, así como la disposición para trabajar bajo la dirección de personas jóvenes.
Otro de los datos que se desprende de la investigación es que un 47,4% comenta que, cuando ha incluido la edad en el currículum, nunca ha recibido respuesta por parte de ninguna empresa, una realidad que podría ser reflejo de los citados prejuicios que asocian su candidatura con capacidades reducidas, falta de adaptabilidad o conocimiento de las nuevas tecnologías. Por último, un 31,2% ha evidenciado esta discriminación en las propias ofertas de empleo, por dirigirse expresamente a personas de menos edad, a través de expresiones como “buscamos equipo joven” o incluir en los requisitos un rango de edad determinado (una práctica penalizada por la legislación actual, pero que en ocasiones sigue produciéndose).
10 consejos para la mujer sénior
El informe concluye que la característica esencial del desempleo femenino sénior es sus elevadas posibilidades de cronificarse. Para contribuir a solucionar esta problemática desde la Fundación Adecco ofrecen algunas recomendaciones para que la mujer mayor de 50 años encuentre una ocupación en el menor tiempo posible: