La economía social no solo es una alternativa económica, sino que también se erige como un modelo que responde a las necesidades sociales y ambientales del siglo XXI. Su enfoque en la generación de beneficios sociales y comunitarios va más allá de la mera acumulación de capital, priorizando el bienestar de las personas y el medio ambiente.
En el ámbito de la inclusión social, la economía social despliega una notable capacidad para integrar a aquellos grupos marginados o excluidos del mercado laboral convencional. Por ejemplo, las cooperativas de trabajo ofrecen oportunidades laborales a personas con discapacidad, desempleados de larga duración o migrantes, proporcionándoles un medio para su desarrollo personal y profesional.
La generación de empleo estable y de calidad es otro pilar fundamental de la economía social. Estas organizaciones no solo crean puestos de trabajo, sino que también promueven condiciones laborales justas y equitativas, con salarios dignos, horarios flexibles y participación en la toma de decisiones. Además, su arraigo en la economía local contribuye a la creación de tejido empresarial y al dinamismo económico de las comunidades.
Desde una perspectiva de desarrollo sostenible, la economía social se posiciona como un motor de cambio hacia un modelo económico más respetuoso con el medio ambiente. Las empresas sociales, por ejemplo, suelen adoptar prácticas empresariales éticas y responsables, como el uso de materias primas recicladas o la reducción de emisiones de carbono, contribuyendo así a la lucha contra el cambio climático y la preservación de los recursos naturales.
La cohesión social es otro aspecto clave de la economía social. Al centrarse en el bienestar colectivo y la solidaridad entre sus miembros, estas organizaciones fortalecen los lazos sociales y promueven la participación ciudadana en la vida comunitaria. A través de proyectos y actividades que buscan el beneficio común, se fomenta un sentido de pertenencia y colaboración que trasciende lo meramente económico.
En su informe anual de 2023, la Asociación Española de Recuperadores de Economía Social y Solidaria (AERESS) destaca la creciente legitimidad de este modelo económico, que aboga por un desarrollo económico equitativo y socialmente responsable, respaldado ahora por organismos internacionales. De manera significativa, el año anterior marcó un hito histórico con la aprobación por parte de la ONU de su primera resolución destinada a promover la economía social y solidaria a nivel global. Este paso alienta a los miembros de AERESS y a otros actores a implementar estrategias y políticas que fortalezcan este enfoque como una alternativa viable para la generación de empleo de calidad.
A nivel europeo, la participación de AERESS en la Conferencia Europea de Economía Social resultó en la firma del Manifiesto de San Sebastián por parte de 19 países e instituciones. Este documento resalta la importancia de consolidar el marco político del sector y reconoce a las entidades de economía social como actores esenciales en el mercado único europeo y en la cohesión social.
Además, la organización advierte sobre el pronóstico de un crecimiento en las ventas de segunda mano para el año 2024. Estas ventas ya experimentaron un incremento del 33% el año anterior, representando aproximadamente el 5% de las ventas totales en el sector de la moda. Este aumento se atribuye en gran medida a la creciente conciencia de los consumidores, no solo en el ámbito textil, sino también en otros sectores como el de los dispositivos electrónicos.