Entre otros muchos efectos, el calentamiento global tiene un impacto significativo y muy negativo en los océanos de la Tierra. Con las temperaturas medias de la superficie del mar en máximos históricos, los oceanógrafos asociados al Programa Mundial de Investigaciones Climáticas, copatrocinado por la Organización Meteorológica Mundial (OMM), han realizado una evaluación colectiva de las tendencias mundiales recientes y de lo que cabe esperar en el futuro. Entre otras cosas, se ha observado un calentamiento del océano en toda la cuenca y un aumento de las olas de calor marinas.
Si este verano has estado en la playa habrás notado que la temperatura del agua era más elevada de lo normal. Y es que la temperatura media mensual de los océanos se encuentra actualmente en su nivel más alto desde el inicio de los registros, con un 27% del océano mundial experimentando una ola de calor marina a partir del 15 de agosto de 2023.
La agencia internacional señala que las olas de calor marinas se producen cuando la temperatura de los océanos de una región determinada es muy superior a la media durante un periodo prolongado. El aumento de la temperatura de los océanos afecta al medio marino y a los ecosistemas asociados, y el calor oceánico también puede impulsar el desarrollo de ciclones tropicales.
Los expertos explican que las condiciones de El Niño se han desarrollado por primera vez en siete años. Las temperaturas de la superficie del Pacífico tropical son más cálidas durante los años de este fenómeno, ya que el contenido de calor de la parte superior del océano se redistribuye de oeste a este, lo que explica el intenso calentamiento que se está produciendo en el Pacífico ecuatorial oriental. Además, un estudio reciente ha demostrado que las olas de calor marinas más extendidas se han producido durante los grandes episodios de El Niño. Una región especialmente afectada por el fenómeno es el Pacífico nororiental, que también atraviesa actualmente condiciones extremadamente cálidas.
Otras razones de peso podrían explicar el reciente calentamiento en otras regiones. Por ejemplo, el Atlántico Norte ha experimentado una secuencia de olas de calor marinas que se extienden desde los trópicos hasta las latitudes medias. Este patrón de calentamiento es coherente con la fase negativa de la Oscilación del Atlántico Norte, un ciclo natural de variabilidad atmosférica que puede afectar a los vientos de superficie e influir en las temperaturas oceánicas.
La Oscilación fue fuertemente negativa desde mediados de abril hasta mediados de mayo de 2023 y la mayor parte de julio, en consonancia con el patrón de calentamiento observado. Durante esta fase negativa, sopla menos polvo sahariano sobre el Atlántico tropical, lo que permite que llegue más luz solar a la superficie y caliente el océano.
Además de los mecanismos relacionados con la variabilidad natural del sistema climático, sabemos que alrededor del 90% del exceso de calor asociado al calentamiento global ha sido absorbido por el océano, lo que ha provocado que la temperatura global de la superficie oceánica haya aumentado unos 0,9 °C desde la época preindustrial. Este calentamiento a largo plazo se manifiesta como una intensificación y persistencia de las temperaturas extremas del océano, al exacerbar el impacto de las variaciones climáticas internas como El Niño y la Oscilación del Atlántico Norte. Por tanto, es muy probable que el cambio climático haya contribuido a la intensidad y cobertura generalizada de las actuales olas de calor marinas.
Sin dudas, el Impacto que el calentamiento global está teniendo es grave e irreversible. Desde la OMM advierten que, cada año, las olas de calor marinas impactan los ecosistemas marinos en todo el mundo, lo que genera miles de millones de dólares en daños a los ecosistemas marinos y a industrias como la pesca o el turismo. Algunos de los efectos más palpables son:
Si no se realizan esfuerzos drásticos de mitigación y adaptación, cada incremento del calentamiento futuro puede provocar graves impactos en la biodiversidad, la estructura y la función de los ecosistemas marinos, advierte la agencia.