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Pese al alto riesgo de grandes incendios como el que ha ocurrido recientemente en Tenerife, la gestión forestal no pareciera estar dentro de las prioridades en nuestro país. En este escenario, Greenpeace alerta que se necesitan 1.000 millones de euros anuales para prevenir y controlar este tipo de problemáticas ambientales.
Alerta roja: solo el 0,1% de los fondos europeos se ha destinado a gestión forestal en España

Los grandes incendios forestales son eventos destructivos que ocurren en bosques y áreas naturales, causando pérdida de vida silvestre, degradación del hábitat y riesgos para las comunidades humanas cercanas. Lamentablemente, estos son cada vez más frecuentes en nuestro país. Estos incendios pueden ser causados por una combinación de factores naturales y humanos. Algunas de las causas principales de los grandes incendios forestales incluyen:

  1. Condiciones climáticas extremas: Sequías prolongadas, altas temperaturas y baja humedad relativa pueden crear condiciones propicias para la propagación rápida del fuego. Los climas cálidos y secos aumentan la inflamabilidad de la vegetación.
  2. Rayos: Las descargas eléctricas de tormentas pueden provocar incendios naturales al impactar árboles y vegetación. Estos incendios pueden propagarse rápidamente si las condiciones son adecuadas.
  3. Actividad humana: Las acciones humanas, intencionadas o no, son una de las principales causas de los incendios forestales. Estas actividades pueden incluir:
    • Quemas agrícolas no controladas: La quema de pastizales y cultivos puede escapar de control y propagarse a áreas forestales.
    • Quemas de desechos: Quemar basura o materiales de desecho en áreas boscosas puede generar incendios.
    • Fuentes de ignición: Cigarrillos mal apagados, fogatas no controladas y chispas de maquinaria en operación cerca de vegetación inflamable pueden iniciar incendios.
  4. Infraestructura y líneas eléctricas: Chispas generadas por líneas eléctricas defectuosas o caídas de cables pueden provocar incendios. En áreas con vegetación densa cerca de infraestructuras, el riesgo es mayor.
  5. Actividades recreativas: Fogatas no controladas, quemas de campamento y otros comportamientos descuidados durante actividades al aire libre pueden desencadenar incendios.
  6. Incendios intencionados: Desafortunadamente, en algunos casos, los incendios son provocados deliberadamente por individuos con intenciones maliciosas o criminales.
  7. Cambio climático: Aunque no es una causa directa de incendios, el cambio climático puede exacerbar las condiciones que favorecen los incendios forestales, como sequías más severas y temperaturas más altas.
  8. Vegetación acumulada: En algunos casos, la acumulación de material vegetal seco y muerto en el suelo del bosque puede actuar como un combustible adicional para el fuego, facilitando su propagación.

En un escenario como el actual, marcado por el cambio climático y sus trágicas consecuencias, Greenpeace alerta sobre el escaso presupuesto e información destinados a uno de los mayores problemas ambientales y sociales de nuestro país. Mientras sigue activo el devastador incendio de Arafo-Candelaria en Tenerife, el total de hectáreas que ya han sido devoradas por el fuego en España en 2023 es de 65.127,46.

La organización medioambiental ha analizado cómo se prioriza la prevención en función del presupuesto invertido, en el documento “Presupuestos y Fondos Next Generation  para la Gestión Forestal (agosto 2023)” y revela que solo el 0,1% del total de los fondos europeos ha sido destinada a gestión forestal. Además, Greenpeace señala que no existen datos normalizados para poder cuantificar qué cifra se invierte en gestión forestal frente al gasto de las administraciones en extinción forestal. Solo los datos de Galicia, Extremadura, Castilla la Mancha y Baleares disponen del grado suficiente de detalle para distinguir inversión en prevención y gasto en extinción. 

Además, la organización ha analizado con su La Lupa Verde (que da seguimiento al Plan España Puede buscando todas las inversiones ejecutadas relativas a la transición ecológica) las inversiones que hacen referencia a gestión forestal en conservación, en hábitats protegidos, en prevención y en extinción de incendios. El Plan cuenta con 69.500 millones de euros, de los cuales 27.948 millones son para la transición ecológica, un 25% de estos últimos aparecen como inversiones ejecutadas en convocatorias cerradas hasta primeros de agosto. Sólo el 0,1% respecto del total está dedicado a la conservación forestal y lucha contra incendios. La fuente de estos datos es la proporcionada por la página oficial del Plan de Recuperación y que quedan consignados en Plataforma de Contratación del Sector Público

En palabras de Raquel Montón, coordinadora en incidencia política de Greenpeace: “España arde y necesitamos invertir en gestión forestal para hacer frente a esto, pero los presupuestos autonómicos son confusos y escasos y si hablamos de los fondos de recuperación europeos pasamos de la confusión al pasmo, porque sólo una mínima parte destinada a transición ecológica ha sido para defender la superficie forestal, que recordemos es más de media España”.

España, en el ojo del huracán

Los expertos de Greenpeace advierten que los incendios forestales se ceban en la región mediterránea y España es uno de los países más afectados. El año pasado fue el peor de los últimos 28, con grandes incendios ingobernables que escaparon a la capacidad de extinción. Sin embargo, esta realidad tan preocupante no se traslada a los presupuestos para prevenir estos incendios. Serían necesarios mil millones para hacer una política efectiva de gestión forestal a escala nacional, según los 58 miembros de la comunidad de incendios forestales (coordinados por la Fundación Pau Costa y entre los que se encuentra Greenpeace España), que acordaron la necesidad de destinar alrededor de 1.000 millones de euros al año para gestionar el paisaje forestal a escala nacional. Esto queda reflejado en esta Declaración sobre la gestión de los grandes incendios forestales en España a la que se están sumando más adhesiones.

El abandono del medio rural, entre otras causas, ha generado una mayor superficie forestal que sufre el aumento de sequías y olas de calor. Estas condiciones provocan la desecación de la vegetación por pérdida de agua (evapotranspiración) lo que la convierte en “combustible”, es decir, alimento para el fuego. Personas expertas en los distintos grupos de trabajo, claman que la clave es la prevención e inversión en gestión forestal. 

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