Nunca está de más recordar que la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible es un plan de acción global adoptado por los países miembros de las Naciones Unidas en septiembre de 2015. El objetivo principal de esta agenda es abordar una serie de desafíos mundiales, incluyendo la pobreza, el hambre, la desigualdad, la educación, la salud, el agua, el saneamiento, la energía, el trabajo decente y el crecimiento económico, la igualdad de género, entre otros, para el año 2030.
Hoy nos encontramos a mitad de camino del tiempo fijado por Naciones Unidas y es importante evaluar el progreso realizado hasta el momento y analizar los desafíos que aún quedan por enfrentar. Esto implica revisar informes y análisis de organismos internacionales, gobiernos y organizaciones no gubernamentales para comprender cómo los países están avanzando hacia la consecución de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) establecidos en la Agenda 2030. Será importante entonces que las evaluaciones que se realicen tengan en cuenta los siguientes aspectos:
Una publicación del Pacto Mundial de las Naciones Unidas España sostiene que, ahora es más necesario que nunca que la transformación se apoye en políticas públicas firmes y con visión de futuro. Esfuerzos que deben ser transparentes dirigidos a no dejar a nadie atrás. Habiendo transcurrido el tiempo que ya pasó, ahora es un momento para desarrollar las capacidades de las empresas y que sean parte de las alianzas de la transformación. En este sentido, los expertos afirman que el sector privado puede liderar el camino con el apoyo de redes empresariales como el Pacto Mundial de la ONU. Una acción que irá de la mano de gobiernos, autoridades locales, federaciones de empleadores y consejos empresariales.
Crear cadenas de suministro más resilientes y descarbonizadas será vital y un buen negocio para las empresas. No sólo se trata de innovaciones y nuevas tecnologías, sino también del desarrollo de capacidades sociales y ambientales. Además, para realmente alcanzar el desarrollo sostenible, el sector privado necesita el compromiso de los Gobiernos. Entre otras cosas, mediante normas coherentes de información y divulgación de sostenibilidad, mejores instrumentos de distribución de riesgos y la aplicación de políticas que alineen mejor los rendimientos financieros con los ODS. Un ejemplo de ellos es la Directiva de Información no financiera.
En conclusión, la Agenda 2030 de la ONU aún necesita de más compromiso, acción y estrategia.