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Mucho se habla de la “España vaciada”, pero poco se sabe en profundidad de lo que efectivamente ocurre en estos territorios. Despoblación, cambio climático y ruralidad es una combinación poco explorada y que, ciertamente, es importante conocer para transformar. La emergencia climática ya está aquí y es una de las problemáticas más urgentes en el mundo entero. En España la creciente despoblación y el cambio climático son dos caras de una misma moneda. Un informe recientemente publicado por el observatorio social de La Caixa indaga acerca de esta temática proponiendo tres ejes claves para el análisis:tipos de ruralidad, factores que mitigan la despoblación y conexiones entre demografía y emergencia climática.

Sergio Villamayor Tomas del Institut de Ciència i Tecnologia Ambientals (ICTA-UAB); Gerard Pocull, Francesco Facchini y Cara Maeztu, de ICTA-UAB y Esteve Corbera Elizalde de  ICTA-UAB, Institució Catalana de Recerca i Estudis Avançats (ICREA) han publicado un artículo como resultado del proyecto seleccionado en la Convocatoria de Investigación Social 2019 del observatorio social de La Caixa, en el cual indagan acerca de la ruralidad, la despoblación  y su relación con el cambio climático.

La publicación presenta tres ejes claves para el análisis. A saber: en primer lugar, un 29% del territorio rural español está expuesto a altas tasas de despoblación, un 45% a problemas relacionados al cambio climático y un 17,5% a ambos fenómenos a la vez. En segundo lugar, los investigadores advierten que dicho 17,5% se reduce a un 11,5% en las zonas rurales accesibles (con una baja densidad poblacional y usos de la tierra mayoritariamente agrícolas, pero conectadas con centros urbanos) y aumenta a un 23,3% en las zonas rurales remotas. En tercer lugar, coinciden en que existen factores de mitigación de la despoblación –como la intensificación agrícola– que pueden ser contraproducentes desde el punto de vista de la lucha contra el cambio climático. A continuación, analizaremos estos tres puntos clave.

1. ¿Ruralidades distintas?

El primer punto que explica el equipo de investigadores es que en España existen ruralidades diferentes. Es decir, si bien se habla en términos generales del medio rural, lo cierto es que existe un amplio abanico de ruralidades invisibilidad.  En este sentido, exponen que la realidad de la España vaciada de Castilla-León, La Mancha y Aragón es muy distinta a la de las agrociudades de Andalucía y Extremadura. La despoblación es un problema particularmente acuciante en las primeras, mientras que el paro lo es en las segundas.

En esta misma línea, los expertos dejan en claro que la movilidad cotidiana en el mundo rural es mucho más amplia de lo que se cree, por lo que resulta difícil establecer una unidad geográfica de análisis. Cada vez es más frecuente que la gente resida en un municipio, trabaje en otro y acceda a servicios básicos de educación y salud en un tercero, todo ello en un radio de veinticinco kilómetros (o más) a la redonda. Tal y como afirman los expertos, estas unidades funcionales en el mundo rural han rebasado los municipios y actualmente se encuentran en proceso de redefinición. Otra apreciación común es la diversidad de factores que agravan la despoblación tales como: la migración juvenil, la baja natalidad, la relocalización industrial o la falta de diversificación económica, la hegemonía de los valores y estilos de vida urbanos entre otros.

2. Factores que mitigan la despoblación, pero generan otros problemas

El segundo de los ejes que aborda el artículo es la complejidad que reviste la problemática cuando de mitigar la despoblación se trata. Al respecto, la investigación apunta que a menudo factores  que contribuyen a paliar o a revertir la despoblación no siempre tiene efectos el todo positivo en relación al medioambiente. El informe menciona algunos ejemplos paradigmáticos: el desarrollo de la agroindustria y de las energías renovables (como la solar y la eólica), el turismo rural y ambiental, la inmigración, la disponibilidad de vivienda, la oferta cultural y de entretenimiento, la promoción del estilo de vida rural, y la conectividad con las zonas urbanas, 

Con respecto a todos estos factores, los expertos matizan su impacto. Por ejemplo, el desarrollo industrial puede generar muchos puestos de trabajo, pero no implica necesariamente que fije población (sería el caso, por ejemplo, de los huertos solares o de los molinos de viento) y su impacto en el medio ambiente puede ser muy significativo (como ha ocurrido con el boom de la industria cárnica en Cataluña y Aragón y los riesgos de contaminación del agua por purines que ha conllevado). El turismo rural, es otra de las soluciones que muchas veces en controversial. Al respecto, los académicos analizan que en las zonas rurales es posible y deseable, siempre que se garantice que los beneficios los capitalizan actores locales, que se evita la gentrificación de la vivienda y que se tiene en cuenta la capacidad de carga de los ecosistemas.

3. Despoblación, cambio climático y ruralidad

Por último, la publicación indaga sobre el estrecho vínculo – poco analizado- entre despoblación, ruralidad y cambio climático. Sobe esto, el equipo afirma que, en España, el estudio de la relación entre despoblación y desarrollo rural tiene más historia que el de la relación entre cambio climático y desarrollo rural y asumen que quizás por ello, el cambio climático no figura como tema central en la literatura sobre desarrollo rural. Y tal vez por ello, también, son pocos los expertos en desarrollo rural que reconocen la existencia de conexiones claras entre cambio climático, despoblación y desarrollo rural. Estas conexiones, sin embargo, existen. Una de las principales conclusiones que se desprende en este punto es que el avance de la desertificación en nuestro país tiene que ver con la intensificación de la agricultura, y también con su abandono. De un modo similar, el riesgo de inundaciones en zonas costeras y su impacto en el desarrollo turístico y en la fijación de población cada vez son más patentes. Así, los autores del informe afirman que un primer paso para entender la coocurrencia de la despoblación y el cambio climático consiste en visualizar su distribución sobre el territorio. 

Reflexiones finales

Por último, el artículo publicado por el Observatorio social de La Caixa concluye que hacer frente a los problemas de despoblación en la España rural requiere mirar más allá de los “sospechosos habituales” y comenzar a entender mejor su interacción con el cambio climático.  En este sentido, los expertos afirman que gran parte del territorio rural español está expuesto simultáneamente a problemas de despoblación y de aridez. Estos dos problemas no solamente coexisten, sino que, además, interactúan. El abandono de las actividades agropecuarias extensivas y forestales aumenta la sensibilidad del territorio a los impactos del cambio climático; y dejar desatendidos los pastos y bosques contribuye a la erosión de los suelos y aumenta su vulnerabilidad a la desertificación, a la homogeneización del paisaje y a los incendios. De un modo similar, no todas las soluciones de desarrollo rural son necesariamente deseables desde un punto de vista ambiental.

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