En la última década tres crisis han puesto a prueba a la sociedad española: la Gran Recesión, la pandemia COVID-19 y la actual crisis de precios e inflación. Las tres han provocado miseria e incertidumbre y han acentuado las desigualdades, provocando que sean algunos sectores de la población los que más paguen las consecuencias negativas, entre ellos las personas jóvenes. Ser joven hoy significa enfrentar una realidad de precariedad, inestabilidad e incierta. “Ser joven hoy significa enfrentar una realidad de precariedad, inestabilidad e incertidumbre”, afirma Andrea González Henry, presidenta del Consejo de la Juventud de España (CJE) sobre el último informe publicado por Oxfam Intermón y el CJE bajo el título “La maldición de la eterna juventud”. El documento analiza la situación socioeconómica de las personas jóvenes en España en el año 2022.
El estudio muestra que la juventud ha sido la gran perjudicada de la dualidad crisis-recuperación, de la última década con la Gran Recesión, la pandemia de la COVID-19 y la actual crisis de precios. Un mercado laboral disfuncional y un sistema de protección social que ha olvidado a las generaciones más jóvenes son dos de las principales causas por las que, en 2021, una de cada tres personas con edades comprendidas entre 16 y 29 años está en riesgo de pobreza y/o exclusión social. Los expertos analizan que, tras cada crisis, las personas jóvenes se encuentran siempre un escalón por debajo del resto de generaciones, sin suficientes oportunidades e impulsos que les permitan avanzar y emprender los proyectos que corresponden a su etapa vital. Una situación que se prolonga una vez alcanzados los 30 años, cuando tradicionalmente se consideraba que el periodo de juventud había acabado.
La publicacion advierte que el crecimiento de la renta per cápita de las y los jóvenes a medida que van cumpliendo años, es cada vez menor. Así, la generación Z, a los 20 años, vive un crecimiento económico un 40% inferior al que disfrutaron las personas nacidas en la década de los 60 a su misma edad. Mientras que la generación Millenial, a los 30 años, han vivido un crecimiento económico un 50% inferior al de la generación de los 60 a esa misma edad. De esta manera, la juventud nacida en los 2000 (generación Z) y la nacida en la década de los 90 (generación millenial), han sido las generaciones que menor crecimiento económico han vivido durante su juventud.
Por otra parte, la investigación también analiza la evolución del empleo en relación con las personas jóvenes, y observa que las caídas en el PIB vienen acompañadas de caídas en el empleo, especialmente entre quienes desempeñan trabajos precarios, sectores en los que están sobrerrepresentadas las personas jóvenes. El documento afirma que, pese a la recuperación general del empleo en el último año, en 2022 la tasa de paro del grupo con edades comprendidas entre 20 y 24 años duplica la media nacional (24,10% vs. 12,48%), mientras que para aquellos que tienen entre 16 a 19 años, se multiplica hasta por cuatro (48,67% vs. 12,48%). España se sitúa en los primeros puestos de las listas de desempleo juvenil de la Unión Europea. En materia de salarios, desde 2008, el aumento de sueldo de la población general ha sido más del doble que para jóvenes entre 24 y 35 años y hasta 8 veces mayor que para menores de 24 años.
Aedmás, la brecha socioeconómica de género en el empleo parcial juvenil está presente desde edades muy tempranas. Las mujeres presentan tasas mayores de parcialidad que los hombres, lo que tiene como consecuencia salarios inferiores, condicionando en gran medida su futuro. Esto explica la pérdida del poder adquisitivo de esta franja etaria y la brecha salarial intergeneracional que se amplía. En 2008 la diferencia entre la renta media total y la renta media de las personas de entre 16 y 29 años era de tan solo 400 euros, hoy se ha triplicado. Al desatarse la espiral de precios, las personas jóvenes ya habían perdido su poder adquisitivo. La crisis de la inflación, para la juventud, solo viene a agravar la situación.
Como consecuencia, denuncian los expertos a cargo de la investigación, esta generación se enfrenta al futuro con una riqueza acumulada muy inferior a las anteriores. El patrimonio neto de las personas menores de 35 años se ha reducido en un 50% en 15 años. De igual modo, se aprecia un retraso importante en la edad a la que los jóvenes accedían a las experiencias tradicionalmente asociadas a la edad adulta. Hoy, los y las jóvenes españoles tardan tres años más en emanciparse que sus vecinos y vecinas de la Unión Europea (29,8 vs 26,5).
La juventud es la época de búsqueda de la identidad, en la que se comienzan a trazar proyectos vitales propios y se establecen prioridades y objetivos independientes. Una época en la que se mira hacia el futuro, pero donde son las oportunidades presentes las que determinan la posibilidad de desarrollar un proyecto vital digno que en este escenario se vuelve cada vez más complejo. Con un presente truncado, las personas jóvenes de hoy serán un débil sostén para nuestra sociedad en el futuro. Una sociedad que deja atrás a las personas jóvenes es una sociedad que no es sostenible. Ambas organizaciones sugieren la necesidad de políticas públicas innovadoras y ambiciosas para la juventud, que den respuesta a su situación de precariedad crónica, y que garanticen el presente y futuro del país.
*Puedes descargar el Informe completo y consulta la nota metodológica: aquí