Este año, el lema marcado por Naciones Unidas es “Ver lo invisible: el valor del agua”, y hasta el 1 de septiembre tendrá lugar un interesante programa de ponencias y mesas redondas adaptadas a diferentes zonas horarias que podrán seguirse online.
AUARA, la empresa social que destina el 100% de sus dividendos a proveer de acceso a agua potable a comunidades que carecen de ella, a través de la instalación de pozos y tanques de recogida de agua de lluvia, ha recopilado diez datos relevantes sobre el valor del agua para recordar la importancia de este recurso en nuestras vidas.
En primer lugar, es imprescindible recordar que la cantidad total de agua en la tierra no es la misma que se puede consumir. El agua dulce en la superficie de la Tierra es aproximadamente de 35 millones de Km3, sin embargo, menos del 1% está disponible para el consumo humano. El resto está congelada en los polos y glaciares o en acuíferos subterráneos. Las estimaciones apuntan que al año se consume el 54% del agua dulce disponible. Por otro lado, la UNESCO prevé que en el mundo habrá unos 12.000 millones de habitantes a mediados de este siglo, con lo que se triplicará la demanda de agua, y las reservas hídricas del planeta alcanzarán su límite.
Claramente, la cantidad disponible para el consumo es muchísimo menor que la total. Otro dato importante para dimensionar el uso que realizamos de este recurso es conocer el consumo medio de agua por habitante al año a nivel mundial. Este es de 660 m3. El consumo depende de factores como el clima, la densidad de población, el nivel de desarrollo o la agricultura de regadío. Asia es el continente con mayor consumo, más de 2.000 Km3/año. En América del Norte son unos 750 Km3/año, y en Europa unos 500 Km3/año. Sin embargo, en África son unos 250 Km3/año y en América del Sur unos 200 Km3/año. Por países, encontramos desde los 1.800 m3/hab/año en Estados Unidos hasta los 10 m3/hab/año en la República Democrática del Congo. Del total de agua consumida a nivel mundial, el 70% corresponde a la agricultura, el 20% a la industria y solo un 10% al consumo doméstico.
Por su parte, la cantidad de agua diaria de que debe disponer una persona ronda entre 50 y 100 litros. Esta cifra, estimada por la OMS, incluye el agua para beber, cocinar, para el aseo personal, la limpieza del hogar, etc. Y en tiempos de crisis o emergencias deben garantizarse al menos 15 litros de agua al día por persona. En España, la media de consumo doméstico se sitúa en 142 litros por habitante al día, y casi tres cuartas partes se nos van en el baño. Sin embargo, en muchos países en vías de desarrollo, como Tanzania, muchas personas sobreviven con menos de 5 litros de agua al día y carecen de sistemas de saneamiento.
Si bien se estima esa cantidad de agua diaria, lo cierto es que muchos países no cuentan si quiera con el mínimo indispensable. ¿Cuánto tiempo puede pasar un ser humano sin beber agua? La empresa social afirma que 3 días. En torno al 60% de nuestro cuerpo está formado por agua, que participa en el funcionamiento de nuestras funciones vitales, como la respiración, la nutrición, digestión y excreción, la circulación de la sangre, etc. En la realización de estas funciones perdemos 2,4 litros de agua al día, que deben reponerse para el buen funcionamiento del organismo. Por eso se recomienda beber abundante agua. En Biología, la regla de oro para la supervivencia es la regla del tres: tres minutos sin aire, tres días sin agua y tres semanas sin alimento.
Por otro lado, AUARA afirma que la cantidad de agua que cae al año en forma de precipitaciones en todo el mundo es aproximadamente de 110.000 Km3. Son datos de Geólogos del Mundo correspondientes a 2017. De ese total, 70.000 Km3 se evaporan, y los 40.000 Km3 restantes son la cantidad máxima que renueva cada año los ríos, mares y océanos del mundo. Sin embargo, aunque no se dispone de datos globales más actualizados, es posible que en los últimos años estas cantidades se hayan reducido, por las sequías persistentes en diferentes áreas del planeta. Según un reciente estudio de Nature Geoscience, la Península Ibérica está viviendo su mayor sequía en los últimos 1.200 años, y también Italia vive su peor sequía en 70 años.
Como mencionamos previamente, la crisis climática es una de las principales amenazas contra el agua. Se estima que la población mundial afectada por las sequías cada año es de 55 millones de personas. El cambio climático se observa ya en la frecuencia de fenómenos meteorológicos extremos, pero la sequía es, según la OMS, el que más pone en riesgo el ganado y los cultivos en casi todo el mundo, lo que se traduce en hambre, miseria y enfermedades, favoreciendo las migraciones masivas. La FAO calcula que unos 700 millones de personas pueden verse obligadas a huir de sus lugares de residencia entre 2020 y 2030 por efecto de las sequías.
Además, el porcentaje de población mundial que sufre actualmente escasez de agua es del 40%. Se dice que una región tiene estrés hídrico si dispone de entre 1.000 y 1.700 m3/hab/año de agua renovable. Hablamos de escasez si cuenta con menos de 1.000 m3/hab/año, y de escasez absoluta cuando hay menos de 500 m3/hab/año, lo que supone una enorme limitación para el desarrollo y la vida humana. Llama la atención que el 60% de los recursos de agua de todo el planeta se concentran en tan sólo 10 países, y que el 12% de la población mundial consume el 85% de los recursos renovables, mientras otros 80 países que concentran a ese 40% de población mundial sufren escasez de agua o estrés hídrico crónico.
Si bien para muchos abrir el grifo y tener agua potable es parte de la vida cotidiana, para otros es un sueño inalcanzable. AUARA denuncia que, en diversas latitudes, las comunidades deben desplazarse largas distancias para encontrar agua. Concretamente, 40.000 millones de horas al año se dedican a caminar para abastecerse quienes no disponen de acceso a agua potable. Este cálculo lo ha realizado UNICEF, que cifra en 750 millones de personas en todo el mundo las que carecen de acceso a este recurso esencial. Normalmente, son las mujeres y niñas las encargadas de hacer esas caminatas para llenar sus bidones de agua de fuentes no seguras, recorriendo de media unas cuatro horas diarias. Por este motivo, unos 18 millones de niñas no pueden acudir a la escuela, lo que perpetuará las diferencias de género y limitará su desarrollo profesional en el futuro.
El agua es vida, y, por tanto, la falta de ella significa un grave problema de salud. Se estima que 1,8 millones de personas mueren al año por enfermedades relacionadas con el agua. Las enfermedades diarreicas motivadas por la falta de acceso a agua potable, saneamiento e higiene son la tercera causa de muerte en niños menores de cinco años. Según UNICEF cada día mueren más de 1.000 niños por este motivo. Se calcula que unos 2.000 millones de personas en todo el mundo utilizan fuentes de agua contaminada para el consumo humano, lo que unido a un saneamiento deficiente facilitan la transmisión de otras enfermedades como el cólera, la disentería, la hepatitis A, la fiebre tifoidea o la poliomielitis.
Finalmente, la empresa social recuerda que, anualmente, en el mundo se consumen 391 billones de litros de agua embotellada. Esta estimación corresponde a 2017, no se disponen de datos posteriores. En España, según datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, en 2021 se consumieron 3.042 millones de litros de agua envasada. Una botella de plástico tarda en degradarse unos 500 años, por lo que es importante tener en cuenta el impacto ambiental que tienen todos esos envases para el medio ambiente, y apostar por plásticos rPET 100% reciclados y reciclables, que den una segunda vida a esas toneladas de desechos que ya existen en el planeta.
Esta semana nos invita a reflexionar acerca del cuidado del agua y su preservación. El primer paso es tomar conciencia de su importancia y valorarla como merece. El siguiente, asumir nuestra propia responsabilidad para cuidarla y contribuir a garantizar su sostenibilidad, por el bien del planeta y de las futuras generaciones.