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Los países europeos corren el riesgo de afrontar nuevos recortes en el suministro de gas procedente de Rusia, dado que el Kremlin está limitando sus exportaciones. Hasta el momento, casi la mitad de nuestros Estados miembros ya se han visto afectados por la reducción del abastecimiento y la situación no pareciera mejorar. Ante esto, tomar medidas a tiempo puede reducir tanto el riesgo como los costes para Europa, reforzando la resiliencia energética. Es por ello, que la Comisión ha propuesto un nuevo instrumento legislativo y un Plan Europeo de Reducción de la Demanda de Gas, a fin de reducir el consumo de gas en un 15 % hasta la próxima primavera. El plan establece medidas, principios y criterios para una reducción coordinada de la demanda.

En los próximos meses comenzarán a bajar las temperaturas y el requerimiento de gas será mayor en muchos países europeos, sobre todo los nórdicos. La guerra de Rusia con Ucrania no pareciera estar llegando a su fin y el recorte en el suministro de gas por parte del Kremlin ya es preocupante.  Tras la invasión rusa, la Comisión adoptó el Plan REPowerEU para poner fin cuanto antes a la dependencia de la UE respecto de los combustibles fósiles rusos. REPowerEU establece medidas sobre la diversificación de los proveedores de energía, el ahorro energético y la eficiencia energética, así como un despliegue acelerado de las energías renovables. La UE también ha adoptado legislación nueva que exige que el almacenamiento subterráneo de gas de la Unión se llene hasta el 80 % de capacidad de aquí al 1 de noviembre de 2022, a fin de garantizar el abastecimiento para el próximo invierno.

Frente a este escenario la Comisión propone un nuevo Reglamento del Consejo relativo a la adopción de medidas coordinadas para la reducción de la demanda de gas, basado en el artículo 122 del Tratado.  Este fijaría un objetivo para todos los Estados miembros: reducir la demanda de gas en un 15 % entre el 1 de agosto de 2022 y el 31 de marzo de 2023. Además, la normativa brindaría a la Comisión la posibilidad de declarar, previa consulta a los Estados, una «alerta de la Unión» sobre la seguridad del suministro, e imponer una reducción obligatoria de la demanda de gas. En este sentido, los diferentes países de la UE deben actualizar sus planes nacionales de emergencia antes de finales de septiembre para mostrar cómo se proponen alcanzar el objetivo de reducción, e informar a la Comisión cada dos meses sobre los progresos realizados.

El panorama que se avecina es complejo y para poder sobrellevarlo será necesaria la cooperación de todos. Así, los consumidores, las administraciones públicas, los hogares, los propietarios de edificios públicos, los proveedores de electricidad y la industria pueden y deben tomar medidas para ahorrar gas. La Comisión también acelerará los trabajos relativos a la diversificación del abastecimiento, incluida la adquisición conjunta de gas, a fin de reforzar la posibilidad de que la UE obtenga suministros alternativos de gas.

El Plan Europeo de Reducción de la Demanda de Gas establece medidas, principios y criterios para una reducción coordinada de la demanda. Este se centra en la sustitución del gas por otros combustibles y en el ahorro energético global en todos los sectores. Su objetivo es salvaguardar el abastecimiento a los hogares y los usuarios esenciales, como los hospitales, pero también a las industrias que son decisivas para el suministro de productos y servicios esenciales para la economía, así como para las cadenas de suministro y la competitividad de la UE. El Plan proporciona directrices que los Estados miembros deben tener en cuenta a la hora de planear la reducción.

La energía ahorrada en el verano será la energía disponible para el invierno

Las crisis también pueden verse como oportunidades y esta no es la excepción. La problemática energética en Europa puede ser una gran palanca para avanzar hacia las energías renovables y la reducción del consumo innecesario.  A través de la sustitución del gas por otros combustibles y del ahorro de energía este verano, podrá almacenarse más gas para el invierno. Actuar ahora reducirá el impacto negativo en el PIB, al evitar acciones no planificadas en una situación de crisis posterior. Actuar con anticipación también distribuye los esfuerzos a lo largo del tiempo, alivia las preocupaciones sobre el mercado y la volatilidad de los precios, y permite diseñar mejor medidas específicas y rentables de protección de la industria.

En este sentido, el Plan de Reducción de la Demanda de Gas propuesto por la Comisión se basa en consultas con los Estados miembros y la industria. Se dispone de una gran variedad de medidas para reducir la demanda de gas. Antes de considerar aplicar las reducciones, los países deben agotar todas las posibilidades de sustitución de combustibles, los planes de ahorro no obligatorios y las fuentes de energía alternativas. En la medida de lo posible, debe darse prioridad a la transición a las energías renovables o a opciones más limpias, menos intensivas en carbono o menos contaminantes. No obstante, dar paso al carbón, al petróleo o a la energía nuclear puede ser necesario como medida temporal, siempre que se evite la dependencia del carbono a largo plazo. Las medidas de mercado pueden mitigar los riesgos para la sociedad y la economía.

Además del uso de energías alternativas más sostenibles y menos contamínatenos, la Comisión Europea afirma que otro pilar importante del ahorro de energía es la reducción de la calefacción y la refrigeración. La Comisión insta a todos los Estados miembros a poner en marcha campañas de sensibilización pública para fomentar la reducción de la calefacción y la refrigeración a gran escala, y a ejecutar la Comunicación de la UE titulada «Ahorrar energía», que contiene numerosas opciones de ahorro a corto plazo. A modo de ejemplo, los Estados miembros podrían exigir una reducción selectiva de la calefacción y la refrigeración en los edificios gestionados por las autoridades públicas.

Finalmente, cabe destacar que el Plan de Reducción de la Demanda también ayudará a los Estados a identificar y priorizar, dentro de sus grupos de consumidores “no protegidos”, a los clientes o instalaciones más críticos sobre la base de consideraciones económicas generales y de los siguientes criterios:

  • Importancia social: sectores como la sanidad, la alimentación, la seguridad, la seguridad, las refinerías y la defensa, así como la prestación de servicios medioambientales.
  • Cadenas de suministro transfronterizas: sectores o industrias que proporcionan bienes y servicios esenciales para el buen funcionamiento de las cadenas de suministro de la UE.
  • Daños a las instalaciones, para evitar que no puedan reanudar la producción sin retrasos significativos, reparaciones, aprobaciones reglamentarias y costes.
  • Posibilidades para reducir el gas y sustitución de productos o componentes: la medida en que las industrias pueden pasar a usar componentes o productos importados y la medida en que la demanda de productos o componentes puede satisfacerse mediante importaciones.

Mediante la eliminación progresiva de nuestra dependencia con respecto de las fuentes de combustibles fósiles, así como la reducción del consumo global de energía de la UE mediante una mayor eficiencia energética, el Pacto Verde Europeo y el paquete «Objetivo 55» refuerzan la seguridad del suministro de la UE. Sobre la base de estas propuestas, REPowerEU pretende acelerar la distribución de las energías renovables en toda la UE y el despliegue de inversiones en favor de la eficiencia energética. 

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