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La startup se posiciona con fuerza en el mercado de productos veganos con sus seis quesos de origen vegetal. Estos se comercializan a través de más de 400 puntos de venta especializados y de su página web, y próximamente podrán encontrarse en los centros Carrefour. También tienen una presencia creciente en el sector de la restauración y acaba de abrir una ronda de financiación participativa de 350.000 a 500.000€ a través de La Bolsa Social.

Los paradigmas de alimentación están cambiando y son cada vez más las personas que eligen productos más saludables. Concretamente, en cinco años se han duplicado las tiendas y restaurantes especializados en productos veganos o vegetarianos, pero también la gran distribución y la restauración en general están introduciendo propuestas plant-based para satisfacer a una demanda creciente. Existen ya en el mercado interesantes alternativas de carnes y lácteos de origen vegetal, pero el mundo de los quesos tenía todavía una asignatura pendiente. Una carencia que viene a resolver Väcka, una foodtech que ha dado con la tecla para elaborar quesos veganos que nada tienen que envidiar a los de origen animal, pero son mucho más sostenibles.

Väcka, la startup, creada en 2021 por Ana Luz Sanz y Maxime Boniface y ubicada en el Nest City Lab de Barcelona, se ha propuesto apoyar la transición hacia una dieta más sostenible y eficiente, proporcionando a los consumidores una alternativa de consumo más saludable sin tener que renunciar al sabor, a la calidad nutricional y al placer de comer lo que más les gusta. Para ello, diseña y elabora sus quesos vegetales combinando los procesos tradicionales de fermentación y maduración con la aplicación de avanzadas técnicas de I+D, y siempre con el foco puesto en la reducción del impacto ambiental para contribuir a frenar el cambio climático.

La empresa tiene actualmente en el mercado seis variedades de queso fermentado, sin saborizantes artificiales, sin gluten y con sello ecológico: dos madurados, Vrie y Vera; dos para fundir, Mözza y Pumpkin Chxddar; y dos untables, Filä y Quëso cremoso de anacardos y albahaca. La mayoría están elaborados con almendras o anacardos, fermentos naturales y hongos especiales (los microorganismos juegan un papel esencial). Y la última incorporación, el Pumpkin Chxddar, está compuesto por un 60% de calabaza, siendo el primer queso de estas características del mercado.

“Cuando mi pareja y yo nos hicimos veganos, el queso fue uno de los productos que más extrañamos, porque no encontramos en el mercado ninguno que realmente se asemejara a los tradicionales. Por eso, cuando decidimos crear Väcka, acelerar la creación de un producto que realmente pudiera estar al nivel del queso de origen animal fue nuestro primer objetivo. Los siguientes objetivos son lograr equipararlos también en precio y reducir aún más el impacto ambiental de su producción”, explica Ana Luz Sanz, CEO y cofundadora de la compañía.

Los expertos en cambio climático, como el grupo IPCC de Naciones Unidas, han identificado la ganadería como uno de los principales responsables de las emisiones de metano y CO2. Asimismo, diferentes organismos internacionales han destacado las proteínas alternativas como una importante estrategia para combatir las emisiones de gases de efecto invernadero.

“Mientras para fabricar 100 gramos de queso lácteo se emiten 11 kilos de CO2, la huella de carbono de 100 gramos de legumbres (una de las materias primas que pueden ser utilizadas para la fabricación de quesos vegetales) es tan solo de 800 gramos de CO2. Por eso, uno de nuestros retos para 2023 es abandonar por completo el uso de frutos secos para producir nuestros quesos y utilizar otras materias primas que tengan todavía menor impacto sobre el planeta”, subraya Ana Luz Sanz.

En cuanto a las diferencias de precio con los productos tradicionales, explican que estos son más baratos porque no incluyen su coste ambiental: “Si se tuvieran en cuenta los recursos que se utilizan para su producción, el precio de la leche subiría un 122%, y los quesos entre el 55% y el 82%. Adicionalmente, la producción de leche cuenta con subsidios de la PAC y con un IVA reducido del 4%, mientras los lácteos de origen vegetal tienen un IVA del 10%, al no ser considerados productos de primera necesidad”, asegura la CEO de Väcka.

La foodtech se ha propuesto, en una primera etapa, reducir en un 40% la diferencia entre el precio de sus productos y los de origen animal. Para conseguirlo, su estrategia será utilizar ingredientes más locales y económicos con cualidades nutritivas equivalentes y aumentar progresivamente los volúmenes de producción, buscando su escalabilidad.

Cabe destacar además, que la compañía se puso en marcha con una inversión inicial de 45.000€ aportados por los socios fundadores, y posteriormente ha recibido un préstamo ENISA de 68.000€, otros 11.000€ de fondos de origen público y 162.000€ de inversión privada. La startup ha participado en varios programas de aceleración de la industria alimentaria, como el de EIT Food Accelerator Network (FAN), el Big Idea Ventures y, más recientemente, el Food (Tech) Challengers del Centro Nacional de Tecnología y Seguridad Alimentaria (CNTA). Ahora, con ayuda de La Bolsa Social, plataforma autorizada por la CNMV que conecta a inversores de impacto y empresas que generan un impacto social y/o medioambiental positivo, la foodtech abre una ronda de financiación participativa para conseguir entre 350.000 y 500.000€.  El capital se destinará principalmente a su proyecto de I+D para desarrollar una nueva línea de productos a partir de ingredientes de origen local y sin frutos secos, llegar a 3.000 nuevos puntos de venta y aumentar su plantilla de las 10 personas actuales (el 80% son mujeres) a un total de 37 en 2023.

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