El cambio climático no sólo tiene efectos sobre las personas y el planeta, sino también, sobre la economía. Pero este impacto puede ser positivo o negativo según cómo se gestione. Un nuevo informe del Deloitte Center for Sustainable Progress (DCSP) bajo el nombre de “Global Turning Point” que se basa en una investigación conducida por el Deloitte Economics Institute y que fue lanzado a comienzos del mes de junio de este año (2022) durante la reunión anual del Foro Económico Mundial, indica que -si no se controla- el cambio climático podría costar a la economía mundial 178 billones de dólares en los próximos 50 años, o la reducción del 7,6% del producto interior bruto (PIB) solo en el año 2070.
Los efectos de la degradación medioambiental afectan de manera directa en el crecimiento económico de un país. En este sentido, los expertos advierten que, si el calentamiento global aumenta en torno a 3 °C hacia el final del siglo, el impacto en la vida de las personas podría ser significativo, especialmente sobre los más vulnerables y conduciendo a pérdidas en la productividad y en el empleo, así como escaseces de alimentos y agua, un empeoramiento de la salud y el bienestar, además de una rebaja generalizada de los estándares de calidad de vida a nivel global.
La investigación analiza 15 áreas geográficas de Asia Pacífico, Europa y las Américas, y emite un mensaje muy claro: si los líderes mundiales se unen en una transición sistémica hacia la huella cero de carbono, la economía global podría registrar ganancias de 43 billones de dólares en cinco décadas, lo que supondría un impulso al PIB mundial del 3,8% en 2070. Sin embargo, esto no será tarea fácil. El documento afirma que transformar la economía para un futuro de bajas emisiones en carbono necesitará de una extensa coordinación y una colaboración conjunta de todas las industrias y áreas geográficas. En este sentido, el equipo de Deloitte asume que los responsables políticos deberán trabajar en conjunto con los sectores de servicios financieros y tecnología -liderando el progreso sostenible a través de políticas globales, fomentando una mayor inversión en energías limpias y una nueva combinación de tecnologías verdes aplicables en todas las industrias-. A partir de los datos obtenidos en la investigación es posible afirmar que cambiar de una economía dependiente de combustibles fósiles a otra basada fundamentalmente en energías renovables, impulsaría nuevas fuentes de crecimiento y generaría empleo. La cooperación mundial y la regulación son fundamentales para fijar el escenario para una transformación exitosa.
Por utimo, el informe detalla cuatro escenarios clave para la descarbonización a nivel global. En primer lugar, los sectores público y privado se deberían unir, colaborando en la creación de marcos y políticas eficaces y fundamentales para impulsar el cambio. En segundo lugar, los líderes de grandes empresas y los gobiernos deberán hacer inversiones significativas, generando cambios estructurales en la economía global que priorizan las industrias de bajas emisiones y aceleren la transición hacia el balance cero.
En tercer lugar, el informe afirma que las zonas geográficas del mundo deberán acercarse a sus respectivos "puntos de inflexión", cuando los beneficios de una transición neta cero comienzan a superar los costes, y, en última instancia, impulsan el crecimiento y el valor netos positivos regionales.en cuarto lugar, tras lograr este punto de inflexión, la sociedad se dará cuenta de la importancia de alcanzar un futuro más sostenible, -donde los sistemas interconectados y bajos en carbono sustentan una economía limpia que crece a un ritmo cada vez más rápido que su alternativa intensiva en carbono-. Finalmente, el análisis demuestra que no hay dos caminos iguales para alcanzar el balance cero. Por el contario, el camino que cada área tome será único y particular. Cada región experimentará su propio itinerario basado en un conjunto de factores, tales como la forma de ejercer el poder de los órganos de gobierno y el modo en el que las sociedades se estructuran, la exposición al cambio climático, los perfiles generales de riesgos y las fortalezas y las competencias del mercado.