Pocas son las buenas noticias estos días. Una crisis alimentaria generalizada se avecina en el mundo, alertan la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y el Programa Mundial de Alimentos (PMA). Concretamente, el estudio “Puntos críticos del hambre: alerta temprana de inseguridad alimentaria aguda” señala que los conflictos, las condiciones climáticas extremas, la crisis económica, la deuda pública excesiva, los efectos de la pandemia de COVID-19 y el impacto de la guerra en Ucrania empujan a millones de personas en todo el planeta a la pobreza y el hambre.
El estudio recientemente publicado advierte que los aumentos en los precios de los alimentos y el combustible generan inestabilidad en un número creciente de países y regiones caracterizados por la marginación rural y sistemas agroalimentarios frágiles.El documento lista 20 puntos donde se prevé un empeoramiento del hambre aguda entre junio y septiembre de 2022, e insta a una acción inmediata para salvar vidas y medios de subsistencia, y prevenir la hambruna.
De acuerdo con los organismos, la guerra en Ucrania ha exacerbado la inflación en los precios mundiales de los alimentos y la energía, lo que afecta la estabilidad económica en todas las regiones.Las agencias citan también los desplazamientos masivos de población, que a menudo desbordan la capacidad de producir alimentos de los países, como otro de los factores que contribuyen a resultados catastróficos.
En palabras del director ejecutivo del PMA, David Beasley, el mundo se enfrenta a “una tormenta perfecta que no sólo dañará a los más pobres de los pobres, sino que también abrumará a millones de familias que hasta ahora han mantenido la cabeza a flote”. Para proteger la vida, la seguridad alimentaria y los medios de subsistencia de las comunidades antes de que necesiten asistencia humanitaria, la FAO y el PMA instaron a tomar medidas frente a las alertas tempranas que van proliferando.
En este sentido, los dos organismos se han unido para aumentar la escala y el alcance de la acción anticipatoria, solicitando a la comunidad de donantes internacionales un financiamiento flexible para ajustarse a las emergencias. Las agencias argumentaron que se ha probado que, por cada dólar invertido en acciones anticipadas para salvaguardar vidas y medios de subsistencia, se pueden ahorrar hasta siete dólares en pérdidas en las comunidades afectadas por desastres.