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Naciones Unidas afirma que la recuperación de los suelos podría generar hasta 140 billones de dólares al año, invirtiendo menos de una cuarta parte del gasto anual en combustibles fósiles y subsidios agrícolas.
La regeneración del suelo, un gran negocio

La agencia para el medioambiente de Naciones Unidas advierte que los actuales enfoques para la gestión de la tierra amenazan la mitad de la producción económica mundial cifrada en 44 billones de dólares. En este escenario, durante el discurso de inauguración de la decimoquinta sesión de la Conferencia de las Partes (COP15) de la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación (UNCCD), celebrada en Abidjan, Côte d'Ivoire, Amina Mohammed, secretaria general adjunta del organismo internacional, aseveró que invertir en la lucha contra la degradación y la desertificación de los suelos del planeta es una de las acciones más eficaces que se pueden emprender en un momento en que su deterioro coincide con múltiples crisis planetarias.

La mandataria recordó que tanto la mitad del PIB mundial como del suministro de cereales dependen de la lucha contra la degradación de la tierra. Asimismo, indicó que, según el informe Perspectivas Mundiales de la Tierra publicado recientemente por la Convención, los actuales enfoques para la gestión de la tierra están amenazando la mitad de la producción económica mundial cifrada en 44 billones de dólares y expresó: “Al mismo tiempo, la pobreza y el hambre aumentan por primera vez en una generación; el Banco Mundial advierte que los precios de los alimentos y de la energía seguirán subiendo durante tres años; y el Secretario General ha movilizado a la comunidad internacional para impulsar una acción urgente a través del Grupo de Respuesta a la Crisis Mundial de Alimentos, Energía y Finanzas”.

De acuerdo con las proyecciones presentadas por Mohammed, la recuperación de los suelos podría llegar a generar hasta 140 billones de dólares al año, el equivalente a una vez y media el PIB del año pasado. Unas cifras que, según advirtió, nos abocan a una encrucijada: “podemos recoger los beneficios de la restauración de la tierra ahora, o continuar en el desastroso camino que nos ha conducido a una triple crisis planetaria relacionada con el clima, la biodiversidad y la contaminación”.

Durante su intervención sostuvo que la buena noticia son los avances conseguidos en restauración de tierras, que abarca el compromiso del G-20 “a reducir a la mitad las tierras degradadas para 2040 y restaurar mil millones de hectáreas para 2030, una superficie del tamaño de Estados Unidos o China”. En esta misma línea, tras aseverar que no podemos continuar por esta senda, recordó que los Objetivos de Desarrollo Sostenible todavía representan “nuestra mejor esperanza para construir un futuro sostenible e inclusivo”, y que la recuperación de las tierras está ligada a este conjunto de 17 objetivos globales, a todos los países y a todas las personas.

Por último, Mohammed matizó que todavía es necesario mostrarse más ambicioso y apuntó a dos grandes catalizadores: el proyecto de restauración de tierras africano conocido como la Gran Muralla Verde, que “ya ha restaurado millones de hectáreas y ha creado miles de puestos de trabajo”, y la igualdad de género. Sobre este ámbito, denunció que sigue aumentado la desigualdad y señaló que las mujeres dedican 200 millones de horas al día a recoger agua y aún más a cuidar la tierra, pero que todavía no tienen el mismo acceso a los derechos sobre la tierra y a la financiación. Ante este escenario expresó: “La eliminación de estas barreras y el empoderamiento de las mujeres y las niñas como propietarias y socias de los suelos es un factor decisivo para la recuperación de la tierra, para la Agenda 2030 y para la Agenda 2063 de la Unión Africana”.

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