Oxfam Intermón y Triodos Bank, se han unido para reducir la desigualdad económica. La ONG ha lanzado un nuevo informe con recomendaciones, destinadas a la banca minorista, para contribuir a crear mayor justicia social. El estudio parte de la premisa acerca de que, la desigualdad económica, es decir, la distribución desigual de la renta entre la población de una comunidad, es uno de los mayores retos de las sociedades actuales y resulta urgente poder reflexionar en torno a esta problemática para transformarla.
El informe sostiene que las investigaciones sobre las causas y determinantes de las desigualdades económicas se han centrado, habitualmente, en factores a nivel macro. Por el contrario, se ha prestado poca atención a tratar de averiguar hasta qué punto las desigualdades económicas se crean o agravan en el nivel micro, sobre todo en el ámbito de empresas concretas. Ante este espacio de vacancia en términos académicos, el documento elaborado por Oxfam y Triodos Bank pretende abordar este vacío focalizándose en el papel que un grupo de compañías – la banca minorista europea– desempeña en torno a la desigualdad económica en el nivel micro y qué pasos podría dar la banca minorista a nivel individual para reducir desigualdades.
En este sentido, la meta que se propone el informe no consiste en recopilar una lista exhaustiva de acciones que los bancos podrían implementar para reducir las desigualdades de una sociedad, sino entender qué palancas pueden accionar para hacerlo. Esto se consigue analizando cómo las actividades bancarias pueden tener efectos en la desigualdad económica mediante diferentes actores clave e identificando prácticas bancarias para abordar y reducir tales desigualdades. Así, se afirma que la banca minorista, que provee servicios financieros a clientes particulares y pequeñas empresas, tiene diferentes opciones para contribuir a una sociedad más igualitaria. La investigación se ha centrado en qué pueden hacer los bancos en relación con tres grupos de partes interesadas: personal, clientes y Gobiernos.
En primer lugar, en relación con sus clientes, el estudio analiza que la banca minorista debería, como mínimo: comprometerse con la inclusión financiera de las mujeres, los grupos marginalizados y de bajos ingresos y las MIPYMES de los distintos países donde operan. Asimismo, sería positivo que adopte políticas estrictas de no discriminación de la plantilla hacia sus clientes y formar activamente al personal del banco en la provisión de servicios equitativos y adecuados. Además, la banca minorista debería garantizar la transparencia de las comisiones y los riesgos asociados a los productos financieros; tomar medidas para mejorar los conocimientos financieros de las y los clientes, sobre todo las personas más vulnerables; y tomar medidas para prevenir y mitigar el riesgo de sobreendeudamiento, evaluando cuidadosamente la capacidad de los potenciales prestatarios para devolver los préstamos y ofreciendo una resolución responsable de la deuda a clientes que se hayan sobre endeudado.
En segundo lugar, el informe sostiene que, en relación con su personal, a la banca minorista le correspondería, al menos: comprometerse a respetar los estándares laborales fundamentales de la Organización Internacional del Trabajo en sus operaciones en todos los países donde opere. Al tiempo que diseñe una política de remuneración responsable, que ponga un límite a las brechas salariales entre el personal mejor y peor pagado, que limite la remuneración variable a un máximo razonable y haga esta remuneración variable disponible para toda la plantilla, y que considere crear sistemas para redistribuir (una parte de) los beneficios o la propiedad de la compañía entre el personal.
Por otra parte, el documento asevera que sería preciso que la banca minorista preste especial atención a las desigualdades estructurales –especialmente a las relacionadas con el género y la raza o la cultura– entre su personal, controlando las brechas salariales, adoptando políticas estrictas de no discriminación de la plantilla, promoviendo la diversidad en todos los niveles de la organización a través de la contratación y la formación, y ofreciendo horarios de trabajo flexibles y trabajo desde casa y entablar negociaciones abiertas y transparentes con la representación de las y los trabajadores y sindicatos sobre los temas mencionados anteriormente.
Por último, con respecto a los Gobiernos, los expertos concluyen que la banca minorista debería, adoptar una política fiscal responsable, que incluya pagar impuestos de forma proporcional a las actividades económicas en cada país, e informar país por país sobre los indicadores fiscales relevantes. En otro orden de cosas, la investigación sostiene que hay que adoptar una política de lobby e incidencia responsable, que incluya un código de conducta claro que defina los principios y normas que guían las iniciativas de incidencia del banco, e informando claramente sobre la pertenencia a asociaciones del sector, actividades de presión, y gastos de cabildeo. Finalmente, se explica que convendría que la banca minorista trabaje activamente con el Gobierno para apoyar y acelerar las políticas que aborden las desigualdades existentes.
