El permafrost es la capa de suelo bajo la superficie de la Tierra que ha permanecido congelada ininterrumpidamente hasta ahora. Recientemente, producto del cambio climático, esta ha comenzado a derretirse. Este deshielo reconfigura los paisajes, desplaza a pueblos enteros y perturba los frágiles hábitats de los animales; amenaza, además, con liberar microorganismos peligrosos y posibles emisiones del carbono que se encontraban en su interior y que lleva congelado miles de años.
¿Qué implicancias tiene el Permafrost en el cambio climático?

El Permafrost es una capa de subsuelo de la corteza terrestre que se encuentra congelada de manera permanente en algunas de las regiones más frías del mundo. Esta ha permanecido congelada ininterrumpidamente durante al menos dos años consecutivos y, en la mayoría de los casos, durante cientos o miles de años. Se extiende por una cuarta parte del hemisferio norte, incluyendo muchas regiones que no están cubiertas de nieve. Esta capa congelada se encuentra en grandes partes de Alaska, Canadá y Siberia, donde la gente, en su mayoría comunidades indígenas, ha vivido, trabajado y cazado durante cientos de años.

El problema, poco conocido a nivel mundial, es que en los últimos años esta capa terrestre se está descongelando. El deshielo de este suelo congelado bajo la superficie que cubre unos 23 millones de metros cuadrados del norte de nuestro planeta es apenas visible para el ojo humano, pero sus efectos no lo son. Las carreteras, las casas, los oleoductos, incluso las instalaciones militares y otras infraestructuras se están derrumbando o empiezan a ser inestables.

Un reporte publicado por Naciones Unidas advierte que muchos pueblos del norte, como el Tuktoyaktuk, están construidos sobre permafrost, que cuando está congelado es más duro que el hormigón. Sin embargo, a medida que el planeta se calienta rápidamente —el Ártico lo hace al menos dos veces más rápido que otras regiones— el suelo que se descongela se erosiona y puede provocar desprendimientos. Además, la reducción y el cambio del hielo marino hacen que los pueblos costeros sean más vulnerables a las tormentas.

Susan M. Natali, científica del Centro de Investigación Climática Woodwell, lleva más de trece años estudiando el deshielo del permafrost en el Ártico y explica que: “Puedo ver los cambios, es devastador. Ni siquiera sé si puedo expresar la magnitud del impacto que está teniendo en la gente. Tienen que apuntalar y levantar sus casas (del suelo que se derrumba), literalmente. Esto podía pasar antes una vez al año, y ahora tienen que hacerlo hasta cinco veces al año porque sus casas se están inclinando”.La doctora Natali explica que el deshielo del permafrost también provoca el colapso de los depósitos de combustible, y señala que los vertederos que antes estaban en zonas secas ahora están filtrando residuos y materiales tóxicos, como el mercurio, en lagunas y ríos.

Por su parte, el doctor Martin Sommerkorn, autor y principal coordinador del capítulo sobre regiones polares del “Informe especial del sobre los océanos y la criosfera” del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), y responsable de Conservación del Programa del Ártico en el Fondo Mundial en favor de la Naturaleza, los hábitats animales y las condiciones de vida también están experimentando cambios. "El Ártico va a sufrir un calentamiento entre dos y tres veces mayor que la media mundial a lo largo de este siglo. Así que, cuando hablamos de 1,5º centígrados a nivel mundial, estamos hablando de 3º en el Ártico", explica. El experto apunta que, a pesar de todo, no se está produciendo una extinción inmediata de las especies del Ártico en muchas áreas porque, al igual que ocurre con algunos asentamientos humanos, estas especies se desplazan más al norte para huir del calentamiento.

Sin embargo, cabría preguntarnos ¿Por qué deberíamos preocuparos en el resto del mundo por lo que ocurre en el Ártico? La doctora Natali explica las repercusiones en el futuro para todo el planeta. "Hay mucho carbono almacenado en el permafrost, que de momento se encuentra congelado en su interior. Si se descongela, corre el peligro de liberarse en la atmósfera y agravar el cambio climático global", asegura. El material vegetal y animal congelado en el permafrost —conocido como carbono orgánico— no se descompone ni se pudre. Sin embargo, cuando el permafrost se descongela, los microbios comienzan a corromper el material y liberan a la atmósfera gases de efecto invernadero como el dióxido de carbono y el metano.

Cabe mencionar que, en 2019, el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) calificó el deshielo del permafrost como uno de los diez problemas emergentes más preocupantes para el medio ambiente. En ese momento, los límites meridionales del permafrost en el Ártico habían retrocedido hacia el norte entre 30 y 80 km, una pérdida significativa de cobertura. Asimismo,  ONU Medio Ambiente pidió que se incorporen los conocimientos ecológicos tradicionales de los entornos y procesos costeros en los programas de investigación siempre que sea posible. No se trata de una alerta, sino que estamos ante una emergencia. Ante esto  científicos del mundo entero piden que se dedique un día completo al tema durante la próxima ronda de conversaciones sobre el clima, en la próxima conferencia de la ONU, la COP27; un diálogo dedicado a la criosfera, con el fin de debatir los impactos y las consecuencias del cambio del paisaje con todos los líderes del mundo.

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