El empleo ha sido uno de los ámbitos que más sufrió con el paso de la pandemia. La pérdida de puestos de trabajo ha sido enorme en España y el mundo entero. Sin embargo, todo indicaría que, aunque a un ritmo lento, la situación está empezando a mejorar. El Servicio Público de Empleo Estatal ha hecho públicas las cifras de contratación relativas a 2021, constatándose una realidad: España ha entrado en una fase de recuperación sostenida que está conduciendo al restablecimiento de los niveles de empleo previos a la pandemia.
Un dato especialmente importante que se observa de estos datos es que esta realidad se pone de manifiesto, sobre todo, en el caso de las personas con discapacidad. Así, a nivel general, la contratación ha crecido un 21% con respecto a 2020 pero continúa siendo un 13% inferior a tiempos prepandemia. Entre las personas con discapacidad, sin embargo, el crecimiento interanual ha sido del 32% y la cifra de cierre de 2021 ya roza la alcanzada en 2019, situándose a tan solo un 3% de distancia. En concreto, en 2021 las personas con discapacidad han suscrito 114 315 contratos, frente a los 86 706 de 2020 y los 117 818 de 2019.
Fuente: Servicio Público de Empleo Estatal
Con estos datos es posible ser optimistas de cara al 2022. Todo apunta a que el año en curso se cerrará con una cifra récord de contratación de personas con discapacidad superior a la registrada en tiempos precovid. A este respecto, Francisco Mesonero, director general de la Fundación Adecco señala que: “las políticas de Diversidad, equidad e inclusión se han visto reforzadas por la pandemia, en un contexto globalizado que ha dejado patente que la diversidad va más allá de la norma y que es un elemento fundamental para la competitividad. Uno de los grandes retos es, en este sentido, generar espacios laborales inclusivos y abiertos a la discapacidad. Hay que aprovechar este creciente compromiso para que las personas con discapacidad no solo firmen contratos de trabajo, sino que puedan encontrar empleos estables y sostenibles en el tiempo”.
La penetración de los trabajadores con discapacidad en el mercado laboral ordinario representa otro de los grandes retos: actualmente, el 75% de los contratos se suscriben en el ámbito protegido (Centros Especiales de Empleo). En palabras del directivo: “Es en la empresa ordinaria donde se produce la inclusión en su máximo exponente, al garantizar la convivencia y el trabajo en equipo de las personas con y sin discapacidad en los mismos espacios y proyectos. Por ello, sin negar el importante rol de los Centros Especiales de Empleo en el proceso de inclusión, resulta necesario establecer indicadores reales de tránsito a la empresa ordinaria”.
Si bien son innegables los avances, lo cierto es que aún queda mucho camino por recorrer para, efectivamente, cerrar las brechas de desigualdad existentes. A pesar de este positivo pronóstico, existen muchos retos que siguen evidenciando la desigualdad de las personas con discapacidad en el ámbito del empleo. “La participación de las personas con discapacidad en el mercado laboral ha descendido en 2020 y su tasa de actividad apenas alcanza un 34%, lo que quiere decir que el 66% de los que tienen edad laboral no tiene empleo ni lo busca. Esta realidad, unida al gap formativo que presentan con respecto a la población general, urge una revisión de las políticas activas de empleo, a través del refuerzo de la colaboración público-privada para aprovechar el conocimiento que el tercer sector tiene de la discapacidad y del empleo. Es necesario apostar por un nuevo modelo de capacitación que, no solo incremente la formación académica de los profesionales con discapacidad y les permita conectar con los empleos emergentes, sino que les dote de habilidades y competencias estratégicas para superar un proceso de selección, ya que a menudo encuentran dificultades adicionales” concluyó Mesonero.