La lucha contra el cambio climático se ganará o perderá en las ciudades y pueblos de mayor tamaño. El mensaje es claro: el futuro del planeta depende de las acciones de los pobladores urbanos. No caben dudas de que la concentración de crecimiento económico y población en las ciudades las convierte en las principales contribuyentes al cambio climático. Ante este escenario, ONU-Habitat llama a acelerar la acción urbana para un mundo libre de carbono.
El día de hoy, 4 de octubre, se celebra el Día Mundial del Hábitat cuyo objetivo es reflexionar sobre el estado de nuestros pueblos y ciudades, enfatizar el derecho de todas las personas a una vivienda adecuada, servicios básicos y oportunidades sociales y económicas, así como recordar que todos tenemos el poder y la responsabilidad de moldear el futuro de nuestros países, ciudades y pueblos, promoviendo políticas de desarrollo urbano sostenible. El tema del Día Mundial del Hábitat 2021 es Acelerar la acción urbana para un mundo libre de carbono, que es particularmente relevante a la luz de la próxima conferencia COP-26, programada para realizarse en Glasgow, Reino Unido, del 1 al 12 de noviembre de 2021.
Resulta importante recordar que la mayoría de los Gases de Efecto Invernadero en las ciudades proviene de los edificios. La energía utilizada para hacerlos funcionar, incluida la calefacción, la iluminación y el aire acondicionado, representa el 28% de todas las emisiones de carbono. Por ello, Naciones Unidas advierte que las nuevas infraestructuras y viviendas deben estar energéticamente diseñadas para las condiciones locales y los edificios existentes se deben modernizar implementando medidas o tecnologías para hacerlos más eficientes, tales como un mejor aislamiento o ventilación.
Además, el organismo internacional insta a los estados a que para la construcción de nueva infraestructura se utilicen materiales que no produzcan dióxido de carbono mientras se extraen o fabrican. Esto es crucial, ya que el sector de la construcción representa el 11% de las emisiones anuales de dióxido de carbono y porque gran parte de la infraestructura que existirá en 2050 aún no se ha construido.
En este sentido, el día de hoy, se invita a reflexionar sobre la importancia de limitar el aumento de la temperatura global a 1,5 ºC por encima de las temperaturas preindustriales y disminuir el riesgo de afrontar los impactos climáticos más severos. Para esto, es necesario aprovechar la recuperación de la Covid-19 para poner la acción climática, la energía limpia y el desarrollo sostenible en el centro de las estrategias y políticas de las ciudades, que es precisamente donde habita más del 50% de la población mundial y donde se generan el 70% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero (GEI). La lucha contra el cambio climático se ganará o perderá en las ciudades y pueblos.
La mayoría de las emisiones de carbono en las ciudades provienen de los edificios. Es por esto, que los pueblos y las ciudades necesitan construir infraestructuras y viviendas energéticamente diseñadas para las condiciones locales, al mismo tiempo, los edificios existentes deben modernizarse implementando medidas o tecnologías para hacerlos más eficientes, como un mejor aislamiento o ventilación para que utilicen mucha menos energía.
En esta lucha, la ambiciosa acción climática hacia emisiones netas cero no debe dejar a nadie ni a ningún lugar atrás, adoptando un enfoque holístico en la acción para reducir las emisiones. Para la salud del planeta y de las personas, la forma en que se diseñan las ciudades, se genera la energía, se diseña el transporte y se construyen y usan los edificios es decisiva. Las acciones llevadas a cabo en las ciudades pueden reducir potencialmente las emisiones globales con una combinación de medidas que controlen la expansión de las ciudades, así como los sectores de la construcción, transporte, eficiencia de materiales y gestión de residuos.
Sin dudas, nos encontramos en un momento clave para dar un giro y para planificar, construir, administrar y suministrar energía a las ciudades de manera diferente. Cada país, ciudad, institución financiera y empresa debe adoptar planes para hacer la transición a cero emisiones netas para el año 2050. Las ambiciones de emisiones de carbono bajas o nulas brindan oportunidades económicas nacionales, aumentan la resiliencia de la red energética y el comercio y la competitividad exportadora.
ONU-Hábitat sostiene que otra forma de disminuir los GEI es centrarse en el transporte ya que genera aproximadamente una quinta parte de las emisiones de dióxido de carbono. El transporte por carretera, incluidos los viajes en coche dentro de las ciudades, es el que más emisiones genera. Por ello es necesario centrarse urgentemente en modelos integrados de transporte de bajas emisiones y planificar ciudades compactas, de uso mixto del suelo, conectadas y accesibles, orientadas a reducir los viajes en vehículos y, en cambio, fomentar formas de transporte no motorizado, como caminar o andar en bicicleta.
Es por esto, que los marcos de políticas legales y de gobernanza tienen un papel trascendental en todo esto. Las políticas públicas pueden definir la forma de la ciudad, determinar dónde se puede construir infraestructura y servicios básicos, establecer las reglas para la planificación y la toma de decisiones, así como definir el contexto dentro del cual se espera que las autoridades, los gobiernos locales y las comunidades cumplan con su mandato y reaccionen ante los desafíos emergentes. Las acciones llevadas a cabo en la ciudad pueden reducir potencialmente las emisiones globales con una combinación de medidas que aborden la forma en que se diseñan las ciudades en expansión, así como los sectores de la construcción, transporte, eficiencia de materiales y gestión de residuos. Para esto, Naciones Unidas propone una seria de acciones que pueden hacer las ciudades para contribuir:
Maimunah Mohd Sharif, directora ejecutiva de ONU-Habitat, declaró que: “Al enfocar nuestra atención en responder y recuperarnos de la crisis del COVID-19, asegurémonos de que cada acción que tomemos hoy, cada inversión y apoyo que movilicemos estimule vías de desarrollo más sostenibles, bajas en carbono y resilientes que no dejen a nadie ni a ningún lugar atrás.”