La bicicleta puede ser la gran aliada en la lucha contra el cambio climático. Si bien el uso de este medio de transporte ya es bastante popular en muchas ciudades europeas, ahora tendrá un mayor impulso en todo el continente. La adopción del primer “Plan Paneuropeo para el Fomento de la Bicicleta” que se aprobó en el marco la quinta Reunión de Alto Nivel sobre Transporte, Salud y Medio Ambiente de la Comisión Económica para Europa marcará un hito en la movilidad sostenible.
Se trata de un programa, que supone un acontecimiento histórico para la región en la senda hacia un sistema de movilidad climáticamente neutro. El Plan está diseñado para ayudar a las partes interesadas, tanto a nivel nacional como local, a racionalizar los esfuerzos para promover el uso de la bicicleta y tiene siete objetivos clave que deben aplicarse de aquí a 2030: Aumentar significativamente el uso de la bicicleta en la región; Proporcionar un espacio adecuado en favor de la movilidad activa; Ampliar y mejorar la infraestructura ciclista; Elaborar y aplicar políticas, planes, estrategias y programas nacionales para el uso de la bicicleta; Aumentar significativamente la seguridad de los ciclistas y reducir el número de víctimas mortales y de lesiones en serie; Integrar el uso de la bicicleta en las políticas sanitarias, e Incorporar el uso de la bicicleta y la infraestructura ciclista en la planificación del uso del suelo y de las infraestructuras urbanas, regionales y de transporte.
Se espera que el aumento del uso de la bicicleta pueda acelerar el progreso hacia varios Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030. Por ejemplo, el uso de este medio de transporte apoya estilos de vida saludables y no contaminantes, previstos en el Objetivo 3 sobre salud y bienestar; crea puestos de trabajo y fomenta el turismo, como refleja el Objetivo 8 dedicado al trabajo decente y al crecimiento económico; y contribuye a descarbonizar la movilidad, meta recogida en el Objetivo 13 que trata la Acción por el clima.
En esta misma línea la propuesta europea se centrará en traer beneficios para la salud, la economía y para reducir la contaminación. Se prevé que con la puesta en marcha del Plan los beneficios no tarden en llegar. En primer lugar, se apunta a promover políticas que favorezcan modos de transporte saludables y seguros. Según los expertos, duplicar el nivel actual de uso de la bicicleta evitaría 30.000 muertes prematuras (principalmente por el aumento de la actividad física), con unos beneficios económicos indirectos que ascenderían a 78.000 millones de euros al año
En segundo lugar, el plan pretender contribuir al desarrollo económico sostenible y estimular la creación de empleo. La industria del ciclismo y el cicloturismo tienen un gran potencial económico. Se calcula que en la región paneuropea hay unos 750.000 puestos de trabajo relacionados con la bicicleta. Duplicar la cuota de uso de la bicicleta en la Unión Europea crearía 400.000 puestos de trabajo adicionales y un volumen de negocio adicional de 3500 millones de euros en ventas al por menor de bicicletas. Más de 76.600 personas estarían empleadas en el transporte verde y saludable cada año si las principales ciudades europeas alcanzaran la cuota modal de la bicicleta de Copenhague
Asimismo, la propuesta será una palanca de cambio para promover un sistema de transporte más eficiente. En la actualidad, en la región se recorren anualmente unos 131.000 millones de kilómetros en bicicleta, en sustitución de 42.000 millones de kilómetros en coche. Duplicar el uso de la bicicleta duplicaría el número de kilómetros recorridos. En este sentido, reducir las emisiones de gases de efecto invernadero relacionadas con el transporte será inminente tras la aplicación del plan. Duplicar el nivel actual de uso de la bicicleta reduciría las emisiones de gases de efecto invernadero en ocho millones de toneladas de dióxido de carbono equivalente (CO2e), con unos beneficios económicos indirectos de 1100 millones de euros al año en la región.
Por último, otra de las apuestas del proyecto es poder integrar las políticas de transporte, urbanismo y ordenación del territorio. Las necesidades de los ciclistas pueden cubrirse proporcionando infraestructuras adecuadas y permitiendo la conectividad, la accesibilidad y la multimodalidad al integrar los objetivos de transporte, salud y medio ambiente en las políticas de planificación urbana y territorial. Cabe destacar que, duplicar el uso de la bicicleta en la región aumentaría la cuota de espacio público disponible para las personas al reducir la congestión, con unos beneficios económicos indirectos de 4900 millones de euros. Un coche aparcado necesita más de ocho veces, y un coche en movimiento 28 veces, el espacio que necesita una bicicleta en movimiento.
Con el fin de ayudar a todos los países de la región a aprovechar el potencial de la bicicleta, el Plan Director incluye 33 recomendaciones, agrupadas en 11 áreas: