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Queremos cambiar el mundo, es urgente

Me gusta ser optimista. Cuando me hablan de diferencias por motivos de género, me alegro de pensar que cada día, a nuestro alrededor vemos que se está produciendo una evolución muy positiva. Es verdad es que hay mucha diferencia entre el sector tradicional de la industria alimentaria, al que técnicamente pertenece la empresa en la que trabajo, y el ámbito de innovación y startups, en el que también nos incluimos. El primero, sigue todavía muy anclado en conceptos y principios muy tradicionales y ahí sí creo que sigue habiendo diferencias por motivos de género. En el segundo sucede todo lo contario.

Afortunadamente, mi entorno y la empresa para la que trabajo está muy avanzada con respecto a la situación del sector alimentación en todos los sentidos, y en el ámbito de la diversidad y de la igualdad de género también. Formo parte de un proyecto que lo que quiere es cambiar el mundo, y predica con el ejemplo. Hacemos las cosas de forma diferente, en el mejor sentido de la palabra. Nos gusta innovar, elegir nuestras propias recetas, ser honestos y naturales y nunca he sentido que ser mujer fuera un hándicap dentro de mi empresa. Sí, puede ser que mi trabajo fuera distinto si fuera hombre, como también lo sería si fuera otra persona con otras vivencias y otros aprendizajes adquiridos, pero ni mejor, ni peor. 

La cuestión de género no es un asunto aislado. Cuando alguien -ya sea a título individual o al frente de las instituciones o de las empresas- se preocupa de verdad por las personas toma decisiones que, de manera natural que reducen la brecha de género, pero también genera otras consecuencias positivas: reduce las desigualdades, contribuye al cuidado del planeta. En general, si somos más conscientes y más responsables en cada decisión que tomamos, el mundo cambia en todos los sentidos.

Medidas concretas

Al margen de cambios más profundos de mentalidad y filosofía, hay ciertas medidas concretas en cuanto a la igualdad de género que resultan urgentes, y que me parece importante reivindicar. Todas aquellas que favorezcan la conciliación de la vida familiar y laboral, que impidan que una mujer tenga que frenar o ralentizar su carrera en un momento dado porque decide ser madre, deberían adoptarse cuanto antes. Es una responsabilidad compartida de las administraciones públicas y de las empresas que aún no lo han puesto en práctica.

No es asumible que en la sociedad actual se le pida a una mujer que elija entre la maternidad y su profesión o que tenga que hacer el doble de esfuerzo que un hombre para tener la mitad de reconocimiento o de salario, simplemente porque está atendiendo a sus hijos. Hemos avanzado mucho y debemos seguir avanzando en esta línea porque es una necesidad de todos, no solo de las mujeres, sino de la sociedad en su conjunto.

Cada vez somos más los que queremos cambiar el mundo y confío en que no tardaremos mucho en conseguirlo.

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Noticias8M2021

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