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Así lo explica el estudio “Actitudes ante la Tecnología y Usos de las TIC en la Sociedad Española en el marco del Covid-19” realizado por la Fundación BBVA. El objetivo de la investigación presentada el día de hoy ,18 de febrero, es examinar un amplio conjunto de comportamientos de la sociedad española en internet y de valoraciones sobre usos de la tecnología, con especial atención al marco temporal de la pandemia.

Las tecnologías de la información y la comunicación, y más en concreto internet, se han incorporado a nuestra vida cotidiana a lo largo de las últimas décadas en un proceso que ha ido haciéndose cada vez más universal en cuanto al número de usuarios, más extenso en cuanto a los ámbitos y utilidades que ofrece y más profundo en cuanto a la intensidad del uso que hacemos de ellas. Esta tendencia ha experimentado una aceleración con motivo de la pandemia provocada por el Covid-19.

El proceso de digitalización de la sociedad española se consolida y se amplía en el marco de la pandemia con nuevos usos como el teletrabajo. Estas han sido una de las principales conclusiones que se desprenden del estudio “Actitudes ante la Tecnología y Usos de las TIC en la Sociedad Española en el marco del Covid-19” realizado por la Fundación BBVA.  El objetivo de dicho estudio es examinar un amplio conjunto de comportamientos de la sociedad española en internet y de valoraciones sobre usos de la tecnología, con especial atención al marco temporal del Covid-19. El análisis permite captar las tendencias en el uso y valoración de internet entre décadas, al comparar los datos actuales con el estudio que la Fundación BBVA llevó a cabo en 2008. Asimismo, el contexto específico e inédito de la crisis del Covid-19 ha permitido captar las percepciones y conductas durante la pandemia y su impacto en el mapa de usos de internet.

La investigación afirma que, si en 2008 solo el 18% de los españoles consideraba que internet era “esencial” en su vida, en 2020 este porcentaje ha llegado al 60%. De hecho, el 90% usa internet a diario y un tercio afirma estar conectado casi todo el día, reflejando cómo la web ha penetrado prácticamente en todas las esferas de la actividad cotidiana y ocupa un espacio central en nuestras vidas. También el móvil es considerado esencial en nuestras vidas por un 57% de los españoles, aunque ya partía de resultados altos en 2008, cuando lo afirmaba un 46%. La visión sobre las tecnologías es positiva en general, con un alto consenso sobre que sus beneficios están por encima de sus perjuicios y que nos hacen la vida más fácil y cómoda.

Sin embargo, los españoles perciben cada vez más los efectos indeseados y facetas negativas en la utilización de estas tecnologías. Hay un acuerdo por encima del 8 sobre 10 respecto a que usar internet supone un problema en términos de privacidad, seguridad, veracidad, posible acoso y exceso de publicidad. Esta percepción se ha incrementado sustancialmente desde 2008, sobre todo en cuanto a la privacidad, que ha crecido dos puntos sobre 10. Ante esto, los usuarios van incorporando distintas formas para protegerse y estas cuestiones anticipan las que seguramente se convertirán en cuestiones centrales de un marco regulatorio. Otra faceta indeseada podría ser la excesiva dependencia de internet, que se ha convertido en un recurso de elección cuando la persona se siente aburrida.

El estudio realizado por la Fundación BBVA afirma que, en el plano personal, seguramente por el grado de confianza y privacidad que implica la interacción, las y los españoles declaran mayoritariamente su preferencia por el contacto cara a cara, no mediado por la tecnología digital, tanto para conocer amigos como pareja. Por lo general, internet se utiliza como refuerzo o amplificación de relaciones sociales preexistentes con amigos, familia y compañeros de trabajo, más que como herramienta primera para establecer esas relaciones.

Asimismo, en lo que se refiere a internet como espacio y herramienta de participación en la esfera política, su desarrollo está, en el presente, acotado a una minoría de la población, en contraste con los usos de naturaleza privada que abarcan a la gran mayoría de la sociedad. La investigación advierte que a pesar de las reservas, la tendencia desde 2008 confirma que no sólo se ha incrementado muy significativamente el uso anterior de internet, sino que se han incorporado tecnologías y usos que previamente ya existían pero estaban poco implantados.  

Esta tendencia ha experimentado un crecimiento en el contexto de la pandemia, que ha supuesto un shock para la sociedad, las organizaciones y los individuos, y ha acelerado el proceso de digitalización, introduciendo nuevos retos a todos los niveles y cambios que un 64% de los españoles creen que permanecerán a la larga. El ejemplo más notable es el teletrabajo, que se ha casi duplicado en España a partir del confinamiento de 2020, pasando del 16% al 30%, si bien ese porcentaje se concentra en perfiles profesionales y puestos vinculados con una mayor cualificación y se limita mucho entre los trabajadores manuales.

Empero, la vigencia en el futuro de algunas de estas prácticas de teletrabajo y consumo por canales estrictamente digitales vendrá condicionada por la experiencia que los usuarios tengan, la capacidad de organizaciones y empresas de adaptarse a este nuevo marco y los límites que los propios empleados quieran poner en función de preferencias personales, confianza requerida en la interacción y protección de la privacidad.

En el ámbito económico, las empresas han tenido que adaptarse de forma acelerada al teletrabajo y la mayoría, según el estudio, han ofrecido la asistencia técnica necesaria a sus empleados, aunque, por lo general, hayan sido éstos quienes aportaran los recursos. La experiencia en el sistema educativo se considera positiva, pero a distancia significativa del teletrabajo. En ambos casos, la mayoría de los trabajadores y estudiantes consideran que los resultados han sido satisfactorios. Uno de los usos que se ha generalizado es la videollamada con compañeros de trabajo, clientes o proveedores (la utilizaron un 92% entre quienes han teletrabajado).

Finalmente, el estudio explica que entre los trabajadores que han aplicado el teletrabajo, el 40% considera que su productividad no ha variado, y un 36% considera que incluso ha mejorado. Además creen que  han podido conciliar mejor su vida laboral y familiar, aunque también les ha costado acotar las horas de trabajo y han echado de menos el contacto personal con sus compañeros de trabajo.

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