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Gracias a su estrategia para frenar el cambio climático, la compañía disminuyó las emisiones de carbono de sus plantas en España de manera considerable. La reducción ha sido de una cantidad equivalente a la que emiten anualmente 162.000 vehículos. Además, como parte de su estrategia medioambiental, la empresa se propone optimizar el consumo de energía y reducir el uso de combustibles fósiles, entre otras medidas.

CEMEX ha hecho públicos los resultados de sus esfuerzos en España por reducir las emisiones de este gas vinculadas, principalmente, al proceso de fabricación del cemento. Entre 2019 y 2020 las emisiones de CO2 han disminuido un 10%, lo que, en cifras absolutas, ha supuesto una reducción de 252.000 toneladas. La cantidad de CO2 que se ha dejado de producir sería equivalente a la que emiten unos 162.000 vehículos en un año. Este ahorro supone que, por cada tonelada de clinker producida (material intermedio con el que se fabrica el cemento), se ha pasado de emitir 0,806 toneladas de CO2 en 2019, a 0,776 toneladas en 2020.

La ambiciosa estrategia de la compañía y su firme compromiso por combatir consecuencias del cambio climático, mediante la neutralización del impacto de su actividad en el medio ambiente, está dando como resultado estos significativos ahorros de emisiones de CO2.

El anuncio se ha hecho coincidiendo con la celebración del Día Mundial de la Reducción de Emisiones de CO2 y forma parte de una serie de medidas que la empresa ya viene tomando. Estas reducciones en las emisiones se han conseguido gracias a la puesta en marcha de diferentes vías de actuación. En primer lugar, al incremento del consumo de combustibles no fósiles o “alternativos”. Estos, en su mayor parte, proceden de residuos domésticos o industriales (CDR), tratados en plantas de procesamiento, que gestionan la parte no compostable, reciclable o reutilizable de los mismos, convirtiéndola en combustible apto para los hornos cementeros.

Los Combustibles Derivados de Residuos (CDR) contienen un alto porcentaje de biomasa. En 2019 el uso de este tipo de combustibles alcanzó el 40% del total de combustibles utilizados en las fábricas de CEMEX en España y en 2020 se situó en el 45%, un incremento que ha contribuido a reducir las emisiones, no solo del proceso de fabricación del cemento, sino que también ha evitado las que se producirían en los vertederos si se depositaran en ellos los residuos sin tratar.

Asimismo, el uso e implantación de nuevas e innovadoras tecnologías de eficiencia energética en todas las instalaciones, ha permitido una reducción del consumo de combustibles para la obtención de los mismos resultados.

El incremento en la utilización de materias primas descarbonatadas, procedentes de otros procesos industriales, además de garantizar las mismas prestaciones del producto final con menor cantidad recursos naturales, ha contribuido a la economía circular y a reducir las emisiones por tonelada de producto producida.

La empresa tiene la meta de reducir al menos en un 55% las emisiones de CO2 en sus operaciones en Europa para el año 2030. Los logros ya alcanzados son un paso más hacia este objetivo marcado a finales del pasado ejercicio, que afecta a todas las áreas de negocio de CEMEX a nivel internacional, y que ha colocado a la compañía como la primera empresa del sector en anunciar tal ambición. Este objetivo se alinea con el compromiso de la Unión Europea, que establece un 55% reducción de emisiones globales del continente en los próximos 10 años.

Además, CEMEX ha conseguido ya en 2020 reducir un 35% sus emisiones específicas netas de CO2 por tonelada de productos hechos con cemento, un objetivo que se había marcado para el año 2030 y que ha cumplido 10 años antes de lo comprometido.

Desde la empresa están realmente comprometidos con detener el cambio climático. Si bien son conscientes de que el camino será largo, la hoja de ruta de CEMEX para los próximos 30 años viene cargada de proyectos, objetivos y ambiciones, todos ellos factibles, revisados por consultores expertos internacionales independientes, como Carbon Trust, que se encarga de verificar y valorar si las actuaciones que se llevan a cabo están consiguiendo los objetivos de reducción de emisiones establecidos.

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