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La Asociación Española de Fundaciones (AEF) ha presentado hoy, Martes 26 de enero, el informe “El sector fundacional en España: Atributos fundamentales (2008-2019)” a donde muestra que más de 43 millones de personas se han visto beneficiadas de la labor fundacional el pasado 2019. Asimismo, el documento profundiza en la contribución creciente a la satisfacción de necesidades de muy diversos colectivos sociales que realizan las Fundaciones en nuestro país y el impacto que esto tiene en la economía tanto en el sector público como privado.

La Asociación Española de Fundaciones (AEF) ha presentado hoy, martes 26 de enero, el informe "El sector fundacional en España: Atributos fundamentales (2008-2019)" realizado por los investigadores Simón Sosvilla Rivero (Universidad Complutense de Madrid), Gregorio Rodríguez Cabrero (Universidad de Alcalá) y María del Carmen Ramos Herrera (Universidad Autónoma de Madrid). Dicha investigación es la fotografía más actual, con los datos más recientes que existen, sobre el sector fundacional en España y supone la cuarta entrega, correspondiente al periodo 2008-2019, de la serie realizada por el Instituto de Análisis Estratégico de Fundaciones (INAEF) de la Asociación Española de Fundaciones (AEF). El documento ha sido realizado con la información disponible en la AEF y en las bases de datos públicas y recoge la evolución de las principales magnitudes del sector fundacional español.

El informe advierte que el sector fundacional de España aporta valor social ya que realiza una contribucion creciente a la satisfacción de necesidades de muy diversos colectivos sociales, al mismo tiempo que canaliza el capital social del voluntariado. Asimismo aporta a la creación de empleo, ya que contribuye a generar puestos de trabajo con un elevado nivel de cualificación y capacidad de ajustarse a las crisis. Finalmente esto genera valor económico. Esto impactas directamente en el subsector de la economía no lucrativa y economía social de mercado relativamente equilibrado que camina por una senda anticíclica para paliar y moderar parcial y selectivamente los fallos de otras esferas de bienestar como son el sistema de mercado y el sector público.

En este sentido, la investigación sostiene que de los trabajos realizados hasta la fecha se desprende que las fundaciones vienen desempeñando un papel cada vez más relevante en las sociedades desarrolladas porque pueden atender en determinadas circunstancias a las necesidades de colectivos específicos de una forma más cercana y eficiente que el sector público. En 2019 había en España 14.729 fundaciones, 1.395 más que en 2008. De ellas, 9.218 tienen actividad regular. Casi la mitad (el 48,8%) se han constituido entre 2003 y 2019. Existen 20 fundaciones por cada 100.000 habitantes y casi el 50% de ellas tienen su sede social en Cataluña o la Comunidad de Madrid. El 38,6% tiene un ámbito de actuación autonómico; el 26,6%, estatal; el 16,7%, local; el 11,7%, internacional; el 4,2, provincial y el 1,9, comarcial.

Las fundaciones desempeñan un papel cada vez más relevante en la sociedad española, dado que pueden atender las necesidades de determinados colectivos de una forma, en no pocas ocasiones, más cercana y eficiente que el sector público. Unas veces, las fundaciones hacen frente a esas necesidades sociales de forma complementaria, otras de forma distinta, y, en ocasiones, de forma única e insustituible. Esto supone un aspecto importante de la actividad fundacional que se suma a su aportación al interés general y al bien común de nuestra sociedad en actividades no atendidas ni por el sector público ni por el sector privado al tratar de maximizar la utilidad social y no el beneficio económico de sus agentes interesados.

En relación a los beneficiarios directos netos estimados de las fundaciones españolas, el informe demuestra que han ido aumentando en los años considerados hasta alcanzar un máximo de 43,71 millones de beneficiarios en 2019, una cifra que se ha visto incrementada tras la gran demanda social derivada de la crisis del Covid-19. Los números son contundentes, entre 2008- 2019, se ha multiplicado por 2,45 el número de beneficiarios lo que nos indica el relevante papel del sector fundacional a la hora de hacer frente al conjunto de necesidades sociales y económicas derivadas de la doble recesión experimentada en España en los años 2008 y 2009 y la posterior expansión hasta 2019 lastrada por una austeridad presupuestaria que ha generado nuevas y mayores necesidades sociales tanto en términos cuantitativos como cualitativos.

La investigación también profundiza en el tipo de beneficiarios a los que atienden las fundaciones en nuestro país. Al respecto, al documento afirma que los principales usuarios de las fundaciones (el 73,93% en 2019) son las personas físicas y, dentro de esa categoría, el colectivo más importante es el de público en general (el 21,8%), seguido de las personas en situación de exclusión social (el 18%), los/as estudiantes (14,5%) y afectados por enfermedades (el 10,2%). La atención a personas adictas a diferentes consumos de drogas, que tuvo mucho peso en las últimas décadas del siglo XX, se ha reducido relativamente como actividad importante. 

Por otro lado, sobre el impacto en la economía, el estudio advierte que el sector fundacional generó un gasto en 2019 de 8.499 millones de euros, lo que implica un crecimiento de 899 millones de euros durante los últimos 11 años. Desde el punto de vista presupuestario, hay que señalar que durante todo el período considerado (2008-2019) los gastos de las fundaciones han superado a los ingresos, lo que implica que las fundaciones se han visto obligadas a realizar desinversiones con el fin de mantener la actividad fundacional.

Empero, en los últimos años se aprecia un incremento de los activos del sector al mismo tiempo que se mantiene una estructura de gastos por encima de los ingresos totales, lo que podría explicarse, entre otras razones, por la incorporación de algunas fundaciones patrimoniales al conjunto del sector y por la realización de plusvalías en el patrimonio fundacional como consecuencia de la mejoría de la actividad económica respecto a la crisis de 2008.

Finalmente, entre otros muchos aspectos las y los expertos que relizaron el estudio, analizan el impacto que la pandemia ha tenido en el sector. Al respecto, concluyen que al igual que en la mayoría de sectores económicos, la pandemia del Covid-19 ha tenido un impacto negativo en el mundo fundacional, puesto que las necesidades se han multiplicado en un corto espacio de tiempo. Muchas fundaciones se han visto obligadas a reorientar sus actividades para así dar una respuesta una respuesta efectiva a las nuevas demandas sociales. La crisis ha supuesto un gran estrés para el sector y, en particular, para los profesionales de atención directa, que se han visto obligados a ajustar sus recursos humanos y financieros al ritmo en que se desarrollaba.

Al mismo tiempo directivos y directivas enfatizan en la necesidad de la reinvención del sector fundacional, palabra que resume la necesidad de reestructuración del sector, y su proyección a futuro, subrayando el proceso de cambio que están atravesando, las transformaciones que están afrontando con cierta urgencia y la resiliencia e impulso para ofrecer resultados reales y duraderos en el tiempo. El camino hacia la transformación y un cambio duradero requiere que las fundaciones adopten medidas que mejoren el rendimiento e inspiren a su gente.

En este sentido, seis son los ejes sobre los que pivotan los retos del sector fundacional, según la opinión experta de sus directivos y gerentes:

  1. La proximidad a los colectivos con mayores dificultades sociales;
  2. Reinventar el sector tejiendo nuevas formas de apoyo ciudadano y generando estructuras de apoyo común, teniendo en cuenta la diversidad interna del sector;
  3. Extendiendo y profundizando en las sinergias internas, apoyando alianzas estratégicas mixtas con los diferentes actores económicos y promoviendo proyectos transversales que superen la fragmentación territorial;
  4. Garantizar la sostenibilidad combinando medidas como la búsqueda de nuevas fuentes de ingresos, consolidación del trabajo en red, desarrollando proyectos conjuntos, auspiciando cuando sea posible la fusión de fundaciones y mejorando la eficiencia de las organizaciones;
  5. Reforzar el papel institucional y cívico del sector fundacional mediante nuevas formas de complementariedad con el sector público, la incidencia política e influencia cívica en las políticas sociales y promoviendo la participación ciudadana;
  6. Destacar la importancia de la calidad de los servicios y proyectos, evaluando su impacto social y difundiendo los resultados de su actividad mejorando su visibilidad.

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