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La pandemia de coronavirus no sólo ha causado estragos en la mayoría de los países generando una crisis sanitaria, sino que además ha aumentado los índices de pobreza y desnutrición en todo el mundo. Al mismo tiempo, los efectos del cambio climático continúan profundizando esta crítica situación que requiere de acciones urgentes para revertirla.

Con motivo del Día Mundial de la Alimentación, que se celebra cada 16 de octubre, y el Día Mundial contra la Pobreza, el día 17 del mismo mes, Alianza por la Solidaridad-Action Aid denuncia la escasa respuesta internacional ante la crítica situación que está viviendo el mundo. La crisis de la COVID-19, que se ha superpuesto a los impactos que ya provoca la crisis climática en las regiones más pobres del mundo. Esto ha hecho que en los últimos meses hayan aumentado de forma alarmante los índices de pobreza, incluso de hambre, en numerosos países.
  
Alianza por la Solidaridad-Action Aid afirma que la UE y el Gobierno español deberían orientar su apoyo donde más se necesita, con un enfoque especial en los países con economías más vulnerables para garantizar que las personas y los países más marginados no se queden atrás, dado que la actual pandemia ha hecho aún más visibles las desigualdades globales extremas.

En este sentido, la entidad propone que es urgente fortalecer los sistemas de salud, agua y saneamiento; impulsar las capacidades de investigación y abordar las consecuencias sociales y económicas de COVID-19 a nivel global. Además, denuncian que esto no se está haciendo y las consecuencias son evidentes. En el caso de mujeres y niñas, además, no se está abordando el aumento de la violencia sexual y de género y la necesidad de un mayor acceso a la salud y los derechos sexuales y reproductivos, más limitados desde hace seis meses.
 
Un punto relevante que resaltan ante este complejo escenario es que la UE no ha puesto a disposición nuevos fondos de cooperación para responder a la pandemia. Los 15.600 millones de euros prometidos (3.300 millones para países socios) provendrán del presupuesto existente y, sin fondos nuevos, existe el riesgo de que las prioridades originales, que tenían que ver con los impactos del cambio climático o la buena gobernanza, sean reemplazadas por nuevas medidas relacionadas con la pandemia.
 
Tampoco en España ha habido fondos adicionales para dar una respuesta humanitaria y social a los países con más riesgo de pobreza y se echa en falta más flexibilidad para la que las ONG puedan utilizar los ya adjudicados para hacer frente a las graves carencias ya detectados  y que van a tener largo recorrido.  
Ana Alcalde, directora de Alianza por la Solidaridad, señala: “Se está poniendo de manifiesto que hay que volver a conceptos como la soberanía alimentaria, porque los países no pueden depender de lo que llega de fuera en lo más básico. También está quedando claro que el trabajo de las  ONG es fundamental para dar respuestas rápidas en lugares y sectores a los que no llegan los estados. No podemos olvidar la Agenda 2030 ni los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) que están perdiendo protagonismo a marchas forzadas. Todas las políticas internas y externas de la UE deberían estar en esa línea de apuesta por los ODS y es algo que no se ve”.

Además, la organización denuncia que el aumento del precio de los alimentos durante la pandemia está teniendo graves consecuencias sobre la seguridad alimentaria de las personas. A ello se une el cierre de los mercados en muchos países, impidiendo que los pequeños campesinos puedan adquirir insumos como las semillas de las que ahora dependen. Esto, junto con los efectos del cambio climático con lluvias erráticas es un hándicap para la producción que se notará en las cosechas futuras.
  
La organización detecta ya estas consecuencias en países del Sahel donde, si bien la pandemia no ha impactado tanto la salud como en otras zonas del mundo, es evidente el impacto del cierre de fronteras y la subida de precios. Además, en Burkina Faso, Chad, Costa de Marfil, Mali, Mauritania, Níger, Nigeria y Senegal ha habido graves inundaciones que han destruido cultivos y provocado pérdidas de animales domésticos. Estas inundaciones están muy por encima de la media de lluvias que ha habido entre 1980 y 2010 y son uno de los de los fenómenos extremos asociados al cambio climático. 

Desde Alianza por la Solidaridad-Action Aid se defiende que la lucha contra la pobreza, que se celebra el Día Mundial de la Pobreza, está relacionada con lograr que los casi 1.000 millones de personas que la ONU estima que podrían pasar hambre como consecuencia de esta pandemia –unos 130 millones más que los 820 millones del año anterior- consigan la soberanía alimentaria con técnicas sostenibles, dado que el planeta puede producir lo suficiente para todas las personas.

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