En América Latina y el Caribe, donde el hambre ha alcanzado a 47,7 millones de personas en 2019 –cifra que podría llegar a casi 67 millones para 2030, incluso sin considerar el impacto de la pandemia–, esta quinta edición de la Campaña busca difundir información y propuestas de soluciones para la situación de las mujeres rurales, con énfasis en la seguridad alimentaria y nutricional, en la reducción de la pobreza, en la eliminación de la violencia de género, así como apoyar las políticas públicas que impulsan las instituciones de gobierno en los países para atender esta situación.
25 instituciones de gobierno, instancias de cooperación internacional, centros de investigación, organizaciones de la sociedad civil y entidades privadas de toda América Latina, además de agencias y programas de Naciones Unidas que participan del proyecto, destacaron el rol central que juegan las mujeres rurales en la producción, abastecimiento y comercialización de alimentos, así como en la preservación de conocimientos y saberes tradicionales.
Ante la compleja situación generada por la covid19, las mujeres rurales continúan trabajando para responder a la demanda de alimentos en las ciudades, comunidades rurales y en sus propias familias. Sin embargo, muchas de ellas enfrentan serias limitaciones para acceder a recursos productivos, como la tierra, el agua, insumos agrícolas, financiamiento, seguros y capacitación, además de diversas barreras para colocar sus productos en los mercados; esta situación puede llegar a ser aún más compleja para las mujeres indígenas y afrodescendientes. Además, muchas de ellas trabajan de manera informal, por lo que no cuentan con mecanismos de protección social, que hoy se han vuelto una necesidad fundamental.
Doble y triple jornada laboral
Las tareas domésticas y de cuidados en la mayoría de las sociedades contemporáneas son llevadas a cabo por mujeres. Desde antes de la pandemia, las mujeres rurales enfrentaban una gigantesca sobrecarga de trabajo no remunerado, labores productivas, familiares y domésticas por las cuales no reciben pago alguno. Todas aquellas tareas que permiten que la vida se reproduzca materialmente, corresponde a una carga de trabajo no pago que es realizada en su gran mayoría por mujeres.
Los desafíos de la pandemia no han hecho más que complejizar esta situación, pues además de sus actividades productivas fuera de sus hogares, las mujeres deben dedicar una mayor parte de su tiempo a cuidar de niñas y niños que dejaron de ir a la escuela, y a atender a personas enfermas y de la tercera edad. A esta situación crítica, se suman los recientes reportes sobre posibles incrementos de la violencia de género, a raíz de las necesarias medidas sanitarias y de aislamiento social que se han implementado en los países de la región para hacer frente a la pandemia. Muchas mujeres se ven obligadas a estar encerradas muchas horas con sus agresores.
Ante este contexto complejo, la Campaña busca visibilizar a las mujeres como guardianas e impulsoras del desarrollo sostenible, en línea con la Agenda 2030 para no dejar a nadie atrás. Asimismo, busca sumar esfuerzos y continuar avanzando en la implementación de políticas y programas públicos y privados intersectoriales que reconozcan y actúen sobre los desafíos que enfrentan las mujeres rurales, indígenas y afrodescendientes, colocándolas en el centro de las estrategias de desarrollo sostenible.
La Fundación Microfinanzas BBVA (FMBBVA) coorganiza un año más esta campaña en el marco de su trabajo conjunto con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). La FMBBVA es una entidad sin ánimo de lucro que promueve el desarrollo sostenible de emprendedores en vulnerabilidad con presencia en cinco países de América Latina. Desde su creación por BBVA en 2007, sus entidades han entregado un volumen de créditos de más de 14.500 millones de dólares a cinco millones de emprendedores de bajos recursos, la mayoría mujeres, creando oportunidades para que mejoren sus condiciones de vida. Es, según la OCDE, la entidad filantrópica que más aporta al desarrollo en el mundo, solo detrás de la Fundación Gates.
Las instituciones que trabajan en el empoderamiento de mujeres rurales en América Latina y el Caribe pueden sumarse a la campaña mediante el siguiente registro. Así también, pueden seguir y difundir las historias y contenidos en Twitter, Facebook e Instagram.