La corrupción ha evolucionado en sus formas y mecanismos. Si bien los países han avanzado en sus estrategias y modos de control, aún queda un largo camino por recorrer. Combatir la corrupción no solo permite ahorrar dinero y poner freno a prácticas indebidas, sino que también ayuda a lograr diversos objetivos de desarrollo.
El compromiso del Banco Mundial de ayudar a los países a controlar la corrupción se remonta a 1996. En ese año aún eran pocos los Estados que contaban con leyes sobre el derecho a la información. La revolución de los datos de libre acceso aún no había comenzado: ni la tecnología ni las posturas de entonces apoyaban esa apertura en la mayoría de los países. En ese tiempo se concibieron instrumentos normativos de carácter mundial, como la Convención Anticohecho de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) y la Convención de las Naciones Unidas contra la Corrupción, pero no llegaron a promulgarse. También se pusieron en marcha otros mecanismos, como la Iniciativa para la Transparencia de las Industrias Extractivas (EITI), que posteriormente fueron evolucionando.
Combatir la corrupción resulta central para el correcto funcionamiento de la democracia. No solo permite ahorrar dinero y poner freno a prácticas indebidas, también ayuda a lograr diversos objetivos de desarrollo. Pensemos, por un momento, en las numerosas formas en que la corrupción puede socavar el desarrollo del capital humano. Los trabajadores fantasmas en el sistema educativo, las comisiones ilegales para obtener contratos de servicios de comidas escolares y los títulos académicos falsos debilitan la eficacia del gasto relacionado con la enseñanza. El soborno y el fraude en la adquisición de productos farmacéuticos o de equipos médicos pueden reducir las tasas de supervivencia y limitar la capacidad de desarrollarse de los niños. La corrupción en las obras de infraestructura y entre la policía de tráfico pueden dar lugar a carreteras inseguras, con lo que se debilita el capital humano y se disminuye el acceso a las oportunidades.
El enfoque del Banco Mundial para controlar la corrupción debe estar a la altura de los tiempos. ¿Qué deberíamos hacer de forma distinta? En la serie Iniciativas contra la corrupción: Reafirmar el compromiso con una prioridad de desarrollo se describe un enfoque, organizado en torno a cinco iniciativas:
La corrupción ha evolucionado en las dos últimas décadas, así como en el transcurso de la respuesta a la COVID-19. La perspectiva del Banco Mundial también está cambiando para reflejar los desafíos mundiales y locales que enfrentan los países hoy, así como las nuevas oportunidades que plantean la tecnología, los conocimientos de las ciencias políticas y del comportamiento, una creciente comunidad global centrada en normas y patrones, y las alianzas. Combatir la corrupción es apostar por la democracia y el desarrollo humano.