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La ONU ha declarado el 2020 el año Internacional de la Sanidad Vegetal, para que sea una oportunidad de combatir las plagas del cambio climático.Prácticamente todos los alimentos que consumimos provienen de manera directa o indirecta de las plantas, que además nos protegen del calentamiento global. Sin embargo, las hemos puesto en peligro. Es urgente protegerlas de enfermedades y plagas exacerbadas por el comercio, los viajes y el cambio climático.

Está claro que el cambio climático afecta cada plano de nuestra vida, y la alimentación no queda por fuera. Las plantas son la base fundamental para la vida en la tierra, y son el pilar más importante de la nutrición humana. Nos proporcionan el 80% de los alimentos que consumimos y producen el 98% del oxígeno que respiramos. Sin embargo, las estamos destruyendo día a día. 

Actualmente el 40% de los cultivos alimentarios mundiales se pierden cada año a causa de plagas y enfermedades vegetales, esto hace que millones de personas sufran hambre y perjudica gravemente la agricultura, el principal medio de vida de las comunidades rurales. Las plagas y las enfermedades siempre han repercutido en la producción de alimentos, ya sea directamente causando pérdidas en las cosechas y en la ganadería, o indirectamente por la disminución de los ingresos debida a la insuficiencia de las cosechas de los cultivos comerciales.

Pero esta situación se ve agravada por el cambio. La diferencia de temperaturas, la humedad y los gases de la atmósfera modifican el crecimiento y la capacidad con que se generan las plantas, los hongos, y los insectos, alterando la interacción entre las plagas, sus enemigos naturales y sus huéspedes. Actualmente, el cambio climático y su inestabilidad cada vez mayor exacerban las pérdidas de los cultivos, y representan una amenaza para la seguridad alimentaria y los medios de subsistencia rurales en todo el planeta.

Francisco Javier Trujillo, director del Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria de México   asegura "Prácticamente todos los alimentos que consumimos ya sean frescos, como una manzana u otras frutas, o procesados como son el trigo, el maíz, el arroz, así como la base primaria de alimentación de la proteína animal que consumimos, huevos, carne, pollo… Todos provienen de las plantas. Esa es una razón suficiente para que sean un patrimonio de la humanidad”. El experto explica que las plantas, entre las que se encuentran los árboles en los bosques, algunos tan grandes como el Amazonas, funcionan como un arma contra el cambio climático.

“Las plantas nos dan servicios ambientales muy importantes: participan en el ciclo del agua, evitan que el agua de lluvia se pierda y en vez se incorpore a flujos de formación de acuíferos y que podamos crear pozos. Son las que estabilizan la temperatura y aportan a un clima más estable. También nos defienden de la contaminación a través del secuestro de dióxido de carbono que sabemos que será lo que a su vez nos va a defender de un efecto invernadero”.

El doctor Trujillo aclara que además de ser nuestra fuente de alimento y oxígeno, son también la materia prima de muchas medicinas que utilizamos en todos los sistemas de salud. “Se estima que el 40% de las medicinas de patente provienen de una planta, pero también nos dan material de construcción, nos dan combustible, nos dan fibras para nuestra vestimenta. Las plantas son la base del bienestar humano".

Proteger las plantas puede ayudar a erradicar el hambre, reducir la pobreza, y proteger el medio ambiente e impulsar el desarrollo económico. Sobran las razones para comenzar a cambiar y proteger nuestra naturaleza.

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