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Actualmente se calcula que hay unos 300.000 niños y niñas soldado en los conflictos armados en todo el mundo.Cada 12 de febrero se conmemora el Día Internacional contra el Uso de Niños Soldado. Niños y niñas que se ven abocados a vivir la guerra de verdad, convirtiéndose en combatientes involuntarios.

De todos los sitios en los que puede haber niños y niñas, que varían según las culturas, sin dudas la guerra no puede ser una opción. Muchos de estos niños están directamente en la línea de combate y otros son obligados a ejercer como cocineros, mensajeros, esclavas sexuales, para realizar ataques suicidas. A la mayoría de ellos los secuestran y los obligan a involucrarse a la guerra.

Durante el tiempo en el que estos niños están vinculados a las fuerzas y grupos armados, son testigos y víctimas de terribles actos de violencia e incluso son obligados a ejercerla. Los traumas emocionales que esto les puede provocar son difíciles de superar. Algunos son secuestrados; la mayoría sufre malos tratos, y sienten la presión de la sociedad y luego el deseo de vengarse de la violencia contra ellos o sus familias les llevan a unirse a grupos armados y empuñar un arma. Son víctimas inocentes de las atrocidades de la guerra. Para ellos, el regreso a su vida y la recuperación de su infancia es tan difícil que puede parecer casi imposible.

En los últimos años, las guerras cada vez son más brutales y más largas. Algunas están en los medios de comunicación de forma más o menos estable, como Siria, un conflicto que se prolonga desde hace más de 8 años, pero otras son invisibles para la mayoría de nosotros, como Yemen, Sudán del Sur, República centroafricana, Nigeria y muchas otras. En Sudán del Sur, por ejemplo, unos 6.000 niños y niñas han sido reclutados como niños soldado desde 2013.

Los niños soldado tienen la misma necesidad de sentirse amados, atendidos y seguros que otros niños. Sueñan con el futuro. Pero han vivido experiencias excepcionales que les acompañarán durante el resto de sus días. Pueden padecer diferentes tipos de secuelas. Secuelas físicas: pueden ser causadas por la propia batalla o ser fruto de las torturas y abusos por parte de sus jefes. Muchos niños son mutilados, sufren desnutrición o incluso enfermedades de transmisión sexual. En el caso de las niñas, muchas se quedan embarazadas por abusos sexuales.

También padecen traumas emocionales: el hecho de haber presenciado actos de violencia terribles o tener que cometerlos directamente les puede atormentar si no se les da apoyo psicológico. Y luego, en caso de que regresen se enfrentan a la dificultad de salir de la espiral de violencia y volver a casa. Porque pasan en el grupo o fuerza armada los años en los que desarrollan su personalidad, y aprenden a convivir en un entorno jerárquico y de violencia. También los acompaña el miedo a que la regresar sean rechazados.

Infancias robadas por la guerra, vidas arrebatadas con impunidad por la violencia. Son niños, no soldados.

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