Es inédito que por primera vez, una Cumbre del Clima haya abierto sus puertas a jóvenes activistas. El movimiento estudiantil ecologista ‘Fridays for Future’ está presente día tras día en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de 2019 (COP25) que está teniendo lugar estos días en Madrid. Siguen minuciosamente cada acuerdo y conclusión que se difunde, son muchos y se distribuyen por cada acontecimiento que va surgiendo en paralelo a muchos otros, y siempre con un gesto común, llevan en las palmas de sus manos unos ojos pintados que muestran a los políticos o empresarios para mostrar que la sociedad civil les vigila, están siendo permanentemente observados.
Durante la mañana del miércoles 11 de diciembre, la joven activista Greta Thunberg tuvo un espacio durante el evento de Alto Nivel sobre Emergencia Climática en el Plenario para dar un discurso disruptivo. Greta dejó de lado los mensajes alarmistas que llevaba difundiendo hasta la fecha en sus diferentes actos que acapararon toda la atención mediática tales como ‘how dare you’ (cómo te atreves) que resonó de forma intensa en la sede de las Naciones Unidas en Nueva York. Según ella, estos mensajes de rabia han desviado la atención de lo que realmente es importante y aseguró que dejaría paso al discurso de la ciencia esta vez. Culminó su mensaje asegurando que cada gran cambio en la Historia ha sido promovido por el pueblo, la presión viene desde abajo.
Silvia Martínez Rocher, representante de Greenpeace y la encargada de coordinar a los jóvenes de distintas nacionalidades del movimiento Juventud por el Clima, aconteció cómo al acabar el discurso de Greta Thunberg, en el momento preciso en el que el público se levantaba entre aplausos, irrumpió el grupo de 50 jóvenes activistas, de una media de edad de 17 años, en el escenario como un acto simbólico para dejar claro que las negociaciones sobre el clima siguen quedando drásticamente rezagadas con respecto a lo que la ciencia exige que se haga para evitar los peores escenarios de la crisis climática.
Martínez Rocher asegura que los jóvenes han sabido tomar la delantera ante una normativa de la zona azul de la Cumbre extremadamente estricta que no deja tener pancartas, no deja cantar ni gritar y en la que se tiene que pedir autorización para cualquier concentración. Han sido imparables en su actuación que duró 10 minutos en plena sesión del Plenario, cantando a unísono: “¿Qué queremos? Justicia Climática. ¿Cuándo? Ahora”. Ante la multitud de jóvenes, destaca el liderazgo de la joven activista ugandesa Vanessa Nakate que, como Greta Thunberg, tiene un discurso muy potente y es un icono de las voces del Sur global que no han tenido tanta atención mediática. Nakate denuncia que poco se habla de la degradación de los bosques del Congo, pero mucho del Amazonas.