Hay ejemplos de mujeres en todas partes que lideran el camino hacia un futuro sostenible. ONU Mujeres defiende el empoderamiento de la mujer y la igualdad de género porque tienen un efecto catalizador en el logro del desarrollo humano, la buena gobernanza, la paz sostenida y la dinámica armoniosa entre el medio ambiente y las poblaciones humanas. El mero aumento de la participación de la mujer en la fuerza de trabajo aumentará suficientemente el PIB mundial para financiar el desarrollo sostenible.

Según el Foro Económico Mundial, a medida que se acerca el plazo de 2030 para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), la lucha contra el cambio climático se intensifica cada año y los gobiernos destinan recursos para alcanzarlos. Pero en su análisis de la evolución de la consecución de los ODS, el Foro advierte de que el ODS 5, que quiere lograr la igualdad de género y el empoderamiento de todas las mujeres y niñas, es uno de los objetivos de la Agenda 2030 más importantes porque su logro incide en el éxito de muchos otros ODS, incluyendo la educación de calidad, el alivio de la pobreza, la energía limpia, la reducción de las desigualdades, la buena salud y el bienestar, el hambre cero, el agua potable y el saneamiento, el trabajo decente y el crecimiento económico y, lo que es más importante, la acción climática.

El cambio climático trae consigo efectos devastadores como las crecientes inundaciones, huracanes y otros desastres naturales. El colectivo más expuesto ante este fenómeno son las mujeres debido a sus situaciones socioeconómicas, el 70% vive en situación de pobreza, y están desproporcionadamente afectadas por los fenómenos climáticos extremos como la pérdida de productividad agrícola, la destrucción de vidas y de propiedades, consecuencia de la crisis climática que estamos viviendo.

El Foro Económico Mundial muestra el potencial que tienen las mujeres en cuanto a conocimiento y comprensión de lo que se necesita para adaptarse a las circunstancias ambientales cambiantes para diseñar soluciones prácticas, además aportan más empatía e inclusión en su defensa y resolución de problemas, lo que aumenta su eficacia como líderes de la sostenibilidad.  Sin embargo, este potencial no está explotado debido a los prejuicios y obstáculos existentes, como la restricción de los derechos sobre la tierra, la falta de acceso a la capacitación, la tecnología y los recursos financieros, y el acceso limitado a la toma de decisiones políticas debido a la escasa representación.

Es imperante dar rienda suelta al conocimiento y capacidad de las mujeres si queremos mitigar el cambio climático de una manera práctica y eficaz. Para esta búsqueda de soluciones sostenibles, es fundamental reconocer las importantes contribuciones de las mujeres como responsables de la toma de decisiones, cuidadoras, partes interesadas, expertas y educadoras en todos los sectores. Greta Thunberg, Christina Figueres y Franny Armstrong, por nombrar algunas, ya están liderando el camino no sólo en la defensa del cambio climático, sino también en la creación de soluciones sostenibles a largo plazo.

Según un estudio de McKinsey, si consiguieramos un escenario de "pleno potencial" en el que las mujeres desempeñan un papel idéntico al de los hombres en los mercados laborales, hasta 28 billones de dólares (26%) podrían añadirse al PIB mundial anual para 2025. Una cantidad más que sificiente para cubrir el déficit de financiación de la lucha contra el cambio climático, que asciende a 530.000 millones de euros anuales en 2020 y a 810.000 millones de euros en 2030. El mero aumento de la participación de la mujer en la fuerza de trabajo aumentará suficientemente el PIB mundial para financiar el desarrollo sostenible.

Una vía potente para aumentar la eficacia de las mujeres en la mitigación del cambio climático es a través de la energía renovable, que puede mejorar su salud, ofreciéndoles mejores perspectivas de subsistencia, mejorando sus oportunidades educativas y además ofreciendo alternativas empresariales para un mayor despliegue de la energía renovable, que a su vez mitiga las emisiones de carbono.

Las principales beneficiarias de esta nueva energía serían las mujeres rurales, ejemplos como Solar Sister en el continente africano lo testifica, porque aumenta la relevancia de las mujeres en la sociedad, las protege de los efectos nocivos en su salud debido a la contaminación en los hogares por la quema de biomasa, y las convierte en agentes de cambio en la lucha contra el cambio climático a través de su participación en el despliegue de la energía renovable.

Un informe que elaboró en 2013 el Foro Económico Mundial sobre la Brecha de Género explica cómo la competitividad de una nación a largo plazo depende en gran medida de si educa y utiliza a sus mujeres y de cómo lo hace y sí tienen los mismos derechos, responsabilidades y oportunidades que los hombres.

En cuanto a propuestas, el Foro expone que a nivel nacional y subnacional se deben elaborar políticas, proyectos y programas eficaces para la igualdad de género a fin de garantizar la igualdad de espacio y recursos para que las mujeres y los hombres participen en la toma de decisiones sobre el cambio climático. El financiamiento del cambio climático debería ponerse a disposición de hombres y mujeres para compartir los beneficios mutuos, en lugar de exacerbar las inequidades existentes.

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