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El informe Un empleo contra la Violencia, realizado por sexto año consecutivo por la Fundación Adecco, nos recuerda que en 2017, los juzgados españoles recibieron 166.260 denuncias por violencia de género, la cifra más alta desde que el Consejo General del Poder Judicial contabiliza los datos. Y denuncia que el desempleo es uno de los principales frenos para que las mujeres den el paso y pidan ayuda.

Según los datos del CGPJ, el número de denuncias se ha incrementado un 16% con respecto al año anterio y un 29% desde 2012, hace un lustro. La Fundación Adecco señala que entre las causas que motivan este incremento destacan principalmente dos. Por un lado, la creciente conciencia social. "La consideración de violencia de género ha trascendido el ámbito privado para convertirse en un problema social de primera magnitud. Así, en los últimos años, los casos de violencia están contando con una difusión mediática real y sacando a la luz la persistente desigualdad entre hombres y mujeres. Esta creciente conciencia social ha servido de base para articular, durante la última década, instrumentos judiciales y asistenciales para hacer frente a la violencia de género, así como de estímulo para que las víctimas rompan su silencio", comentan en la fundación.

Por otro lado, consideran que los datos de empleo son esperanzadores. "Años atrás, el estallido de la crisis y la consiguiente falta de expectativas profesionales, mermaron la confianza de las mujeres -gran parte de ellas en desempleo o trabajando sin contrato- a la hora de interponer la denuncia, debido al temor a no poder salir adelante por sí mismas. Tras años consecutivos de descensos, en 2014 y, coincidiendo con la recuperación económica, se rompió esta tendencia y las denuncias comenzaron paulatinamente a crecer. La reactivación económica podría estar detrás de este incremento, al potenciar la confianza de las mujeres en un empleo que les permita ser autónomas e independientes", dice el informe. Así, Francisco Mesonero, director general de esta fundación, comenta que “la progresión de denuncias podría considerarse positiva, en la medida en que cada vez afloran más casos de violencia, pero al mismo tiempo visibiliza el gran peso que sigue teniendo esta lacra en nuestra sociedad. Las empresas y poderes públicos tenemos la gran responsabilidad de dar respuesta a la cada vez mayor masa de mujeres que piden ayuda, a través de políticas activas de empleo y de no discriminación que garanticen un acceso continuado y sostenible al mercado laboral”.

El informe ha basado sus conclusiones en una encuesta a 500 mujeres víctimas de la violencia de género, así como en un análisis de los datos de denuncias por violencia de género ofrecidos por el Consejo General del Poder Judicial.

Aunque no existe un perfil sociodemográfico de mujer víctima, dándose por igual en todos los estratos económicos y socioculturales[i], el proyecto europeo WeGo!, llevado a cabo en 12 centros de 4 países europeos (España, Grecia, Bulgaria e Italia), pone de manifiesto que casi 6 de cada 10 víctimas (59,1%), se encuentra desempleada en el momento de sufrir la violencia, cifra que contrasta con el 18,3% registrado en el momento de realizar el citado estudio (diciembre 2017). Los datos del presente informe vienen a afianzar la conclusión de WeGo!, arrojando cierta relación entre desempleo y violencia de género. Así, un 65% de las encuestadas manifiesta encontrarse desempleada, junto a un 16% que admite desempeñar algún tipo de ocupación, pero sin contrato, en condiciones de absoluta desprotección (en algunos casos, sin conocimiento del agresor).

Según Begoña Bravo, consultora de la Fundación Adecco: “en muchas ocasiones, es la propia violencia de género la que aleja a las víctimas del mundo laboral, debido al bloqueo de acceso al empleo que ejerce el agresor, conduciéndolas a una espiral de aislamiento que deriva en mayores cotas de desempleo y en grandes dificultades para buscarlo. Asimismo, el hecho de no ser independientes económicamente puede ocasionar que la violencia de género se perpetúe en el tiempo”.

Por su parte, Francisco Mesonero, director general de la Fundación Adecco comenta que: “el desempleo y los trabajos realizados en la economía sumergida conducen a más de 8 de cada 10 mujeres víctimas a la exclusión social y a la pobreza, propiciando que su situación se perpetúe en el tiempo. Por ello, el empleo se alza como el recurso clave para hacer frente a la violencia de género, al constituir el único elemento que empodera transversalmente a las mujeres, incrementando su autonomía, independencia y autoestima”. Y concluye que: “si bien el empleo no es un muro infraqueable contra la violencia de género, sí constituye una sólida barrera que actúa como mecanismo preventivo, contribuyendo decisivamente a la recuperación integral de las mujeres, una vez han superado la situación de violencia”.

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La encuesta realizada ha profundizado en los aspectos que más valoran las mujeres víctimas de la violencia de género cuando acceden a un puesto de trabajo. Los resultados se resumen en el siguiente gráfico:

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[i] “Mi marido me pega lo normal”- Miguel Lorente Acosta, 2015

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