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Ése es el objetivo de la Alianza por un Ártico Limpio, de la que ECODES forma parte, un tema debatido hace unos días en Londres junto con representantes de comunidades indígenas, la industria y diversas ONG en una de las sesiones del Comité de Protección del Medio Marino de la Organización Marítima Internacional (OMI)

Hace ya casi una década que el Consejo Ártico determinó que los vertidos de petróleo son la principal amenaza para esta región polar. Se estima que con el actual tráfico marítimo el riesgo de derrames es de uno cada 1.6 años. Además, si tenemos en cuenta que el proceso de deshielo está permitiendo que la afluencia naviera vaya en aumento (existen estimaciones de un 50% para 2050 respecto a 2012), el incremento de derrames podría ser proporcional.

Austria, Bangladés, Canadá, Dinamarca, Francia, Alemania, Islandia, Irlanda, Holanda, Nueva Zelanda, Noruega, España, Polonia y el Reino Unido han defendido en la OMI la necesidad de desarrollar medidas para la mitigación de los riesgos por el uso y transporte de HFO en el Ártico, incluyendo su prohibición en febrero de 2019 durante ​la reunión técnica del Subcomité de prevención y lucha contra la contaminación.

"Agradecemos los progresos conseguidos esta semana en la OMI. Es urgente la prohibición del HFO en el tráfico marítimo en el Ártico. Nuestras comunidades, la vida salvaje y el océano lo necesitan ya que están sufriendo las consecuencias del cambio climático y del incremento de dicho tráfico. El mundo entero depende de la salud de nuestros mares", manifestó Delbert Pungowiyi, presidente de la comunidad indígena de Savoonga, Alaska.

George Edwardson, Presidente de la Comunidad  Iñupiat y miembro de la Junta del Consejo Circumpolar Inuit y de la Federación de nativos de Alaska, opinó que: "las organizaciones indígenas hacemos un llamamiento para la prohibición de HFO en el Ártico. Es responsabilidad de la comunidad marítima internacional representada en la OMI escucharnos y empujar las medidas necesarias para que así se haga. De la salud del medio marino del Ártico dependen nuestras comunidades".

Míriam Zaitegui, experta en transporte y políticas climáticas de ECODES, afirmó que "la Alianza por el Ártico Limpio valora positivamente los avances hacia la prohibición del uso y transporte marítimo del fuelóleo pesado en el Ártico. Estamos contentos por el apoyo de algunos países, España entre ellos, que han garantizado que el trabajo que lo hará posible comience a principios de 2019. Es muy importante que este compromiso continúe sin interrupciones para que la prohibición pueda ser adoptada en 2021 e implementada en 2023".

Son muchos los riesgos y consecuencias derivados de los derrames. El fuel oil pesado (HFO) es un combustible marino extremadamente tóxico y viscoso que se descompone lentamente en el ambiente marino, particularmente en regiones más frías como el Ártico. Por otro lado, en caso de un derrame de combustible pesado, la falta de infraestructura, aguas inexploradas, condiciones climáticas severas y peligros de navegación como el hielo marino, los esfuerzos de respuesta a derrames son casi imposibles. Por último, los derrames de HFO representan un grave riesgo para muchos residentes indígenas de la región ártica que dependen de los recursos marinos para sus necesidades nutricionales, culturales y económicas.

El HFO produce mayores emisiones de contaminantes dañinos como el óxido de azufre, los óxidos de nitrógeno y el carbono negro, todos los cuales se han relacionado con un mayor riesgo de enfermedades cardíacas y pulmonares y muerte prematura. El cambio de HFO al combustible destilado bajo en azufre reduciría las emisiones de carbono negro en un 30% -80%. Además, el carbono negro tiene un potente efecto de calentamiento del clima cuando se emite en latitudes altas. El impacto del calentamiento aumenta en al menos un factor de 3 en la región ártica en comparación con las emisiones en el océano abierto. Esto se debe a que en la atmósfera, las partículas de carbono negro absorben la radiación entrante desde arriba, así como la radiación reflejada desde abajo, duplicando el impacto del calentamiento.

Y cuando las partículas de carbono negro caen sobre la nieve y el hielo del Ártico, la radiación dispersada de la nieve y el hielo golpea las partículas de carbono negro depositadas y causa un mayor calentamiento, además de que se reduce la cantidad de luz solar reflejada en el espacio. El derretimiento de la nieve y el hielo se acelera, lo que aumenta el área de superficie del agua del océano oscuro expuesto y promueve un ciclo de autoreforzamiento del calentamiento climático inducido por el hombre.

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