En el crecimiento del PIB previsto para este año -2,8% frente al 2,6% de la anterior estimación- la aportación de la demanda interna será de 2,6 puntos y de 0,2 puntos la del sector exterior. En el primer caso, el consumo privado acusará el agotamiento de la demanda embalsada durante la crisis, mientras que la inversión aumentará fruto de la recuperación de la construcción. El sector externo aportará al crecimiento por el impacto favorable de la recuperación en la zona euro sobre las exportaciones y del crecimiento de los mercados internacionales. Las previsiones se realizan bajo la hipótesis de una normalización de la situación en Cataluña durante los próximos meses.
El PIB también crecerá por encima del 2% en 2019, un año en el que el crecimiento del consumo continuaría la tendencia a moderarse y la posible subida de los tipos de interés podría impactar en la inversión, sobre todo residencial. El cambio en la política monetaria también ejercerá un impacto sobre otros países europeos, lo que reducirá ligeramente la aportación del sector exterior.
En cuanto a la inflación, el IPC evolucionará de forma moderada pese al encarecimiento del petróleo en los últimos meses. Los precios subirán en torno al 1,5% este año, una décima menos que en la anterior previsión, y un 1,3% en 2019.
El déficit público se situará en el 2,2% del PIB en 2018, en línea con el objetivo, lo que permitirá a España salir del procedimiento europeo de déficit excesivo. En 2019 el déficit bajaría hasta el 1,8% del PIB y la deuda pública se situaría en el 94,8% del PIB.
Uno de los principales desafíos para la economía es el relativo al anuncio de la retirada de los estímulos monetarios por parte de los bancos centrales de los países desarrollados, en particular, la velocidad a la que se produzca. En el plano interno, además de la incertidumbre en Cataluña, el riesgo es la parálisis de las reformas y del esfuerzo de contención de la deuda pública.