Las compañías lo primero que piensan al tratar la transparencia es en los clientes e inversores, pocas incluyen a los proveedores o las entrañas de su propia empresa, así lo señala el informe sobre Transparencia Corporativa impulsado por la Fundación Alternativas y la consultora de comunicación Kreab. La RSE (Responsabilidad Social Empresarial) ha avanzado notablemente en los últimos quince años, pero algo se hace mal cuando el índice de preocupación por la corrupción vuelve a crecer y crecer. “Faltan contrapoderes, se venía de una época en la que se pensaba que todo se arreglaba con la autoregulación. Ahora es evidente que la vigilancia y la verificación es necesaria para combatir determinados abusos”, señala Juan Manuel Eguiagaray, Exministro de Industria y Energía. No se debe idealizar a las empresas, ni tampoco ignorar su papel, pero tampoco creer que su papel es el dinero y el dinero. La RSE tiene que ver con el alineamiento de los intereses de las empresas con los intereses sociales, o como apunta el ministro de la época de Felipe González, la Responsabilidad Social, es una idea que se relaciona con “defender el interés propio de una forma ilustrada”.
No hay un acuerdo sobre si debería haber límites a la transparencia, según este estudio las empresas abogan porque haya unas barreras a la hora de informar sobre todo por temas de confidencialidad y competencia. Algo en lo que representantes de los medios de comunicación y organizaciones pro-transparencia están en desacuerdo. Los recelos son mutuos entre las redacciones y los departamentos de comunicación. Para unos hablar con representantes de las compañías y hacer preguntas libremente es esencial y para los otros siempre está la posibilidad del uso sesgado de la información. Todos los actores resaltan la importancia de las memorias de RSE, aunque con matices, pues para las empresas la forma de comunicar depende del tipo de audiencia. “La transparencia se percibe como un ejercicio que va más allá del cumplimiento de la norma, es unánime la opinión de que no es una moda pasajera, sino un camino sin retorno”, inciden los autores del documento, Elena Mañas y Óscar Montes de la Universidad de Alcalá.
Desde el 15M la política española ha cambiado enormemente, ruedas de prensas a diario y políticos en televisión son una rutina diaria. En las empresas la transparencia aún tiene mucho que mejorar. “Si pides datos a una empresa, muchas veces van a tratar de dificultarlos y según qué publiques te amenazan con quitarte la publicidad. Cuesta creer un plan de RSE si luego la empresa está salpicada en un escándalo de corrupción”, comentó Andrés Gil, Jefe de Política de eldiario.es , durante el coloquio celebrado con motivo de la presentación del informe. No sólo se habla de acceso a la información de manera fluida, sino de un comportamiento empático, una empresa que se abre es más susceptible de recibir ataques, pero al final se premia en legitimidad. “Las empresas cada vez tienen mejores equipos de comunicación, esto hace que en el trato cotidiano puedan ayudar más, pero puede que se conviertan en un ejército de propaganda”, indicó el representante del medio que esta semana ha publicado mensajes que el rey Felipe VI y la reina Letizia enviaron a uno de los beneficiados por las “tarjetas black”.
Para Ana Revuelta, Directora del Proyecto Integridad de Transparencia Internacional España, cuestiones como la transparencia y la RSE en Europa, concretamente en ciudadanos e inversores, están más instaladas que en España. Poco a poco van importando más, sin embargo se vive en una burbuja. “Las empresas que tienen dimensiones internacionales son más conscientes que para reforzar su legitimidad social tienen que respetar a sus comunidades y trabajadores”, resaltó.
Más detalles sobre el estudio aquí